Pascual Cabrera Calzada a sus 73 años, mantiene viva la tradición de la alfarería, sus obras, con exquisitos detalles y texturas, hicieron que fuera a Alemania a representar a México como un guanajuatense distinguido.
Fue a los 8 años cuando incursionó en esta profesión, misma que en ese tiempo era bastante redituable, a tal grado de mantener y dar carrera a sus seis hijos.
Actualmente, esta actividad le permite elaborar piezas de exhibición para resaltar la belleza de los hogares, también hay de uso diario como las ollas, las cuales engrandecen el sabor a los líquidos que se consumen, así sus obras han viajado a distintas partes del mundo.
Su taller se ubica en Ladera de San Clemente número cinco, desde hace 50 años.
Sus mayores ventas son los juegos de licoreras, juegos de te y las lámparas.
.¿Cómo aprende de alfarería?
. Nosotros elaboramos alfarería y la cerámica. El nombre del taller es Alfarería y Cerámica Cabrera.
.¿A qué edad comenzón?
. A los 8 años, en una alfarería por la Gualdra. Con la familia Luna. Entré barriendo y hacía mandados.
En aquel tiempo la gente pedía la olla vidriada para el café, ahora se trabajan con esmaltes, no había el plástico, por eso había muchas alfarerías y todos vendían.
.¿Cuáles eran los puntos de venta?
. Donde yo trabajaba cargaban dos veces camión de puras ollas y los tradicionales marranos que se llevaban a la Ciudad de México.
.¿Cómo recuerda sus primeros días en los talleres?
. Yo soy originario de Dolores Hidalgo, a los 8 años me trajeron para acá. Entré a un taller mecánico a aprender pero sólo me dieron 5 pesos. Al día siguiente me invitaron a trabajar a una alfarería, donde me pagaban 4 pesos diarios.
.¿Fue fácil aprender?
. No, porque los artesanos eran muy celosos de su trabajo, así que no dejaban ver trabajaban, cuando me quedaba viendo me decían sáquese por allá, vaya a ver si ya puso la puerca.
Como a los 5 años de trabajar ahí, hice una pieza, era una lámpara y la vendí. Esa misma pieza se la encargaron al que me dijo que me fuera a ver si ya puso la puerca y le dicen necesitamos piezas de estas.
.¿Cómo aprendió?
. Eran tan celosos que no dejaban ver ni el pesaje de los montones de barro. Así que yo veía, pero sin que se dieran cuenta, así fue como aprendí.
.¿Cómo se empezó a extinguir esta tradición?
. Porque a las nuevas generaciones no les gusta esta actividad. Mucha gente dice que es más barato el plástico, pero esos no se pueden poner en la lumbre, como las ollas de barro.
.¿Cuál ha sido su mayor satisfacción?
. Empezar con 80 pesos ya haber puesto mi taller. Dar carrera a mis seis hijos y representar al artesano mexicano hasta Berlín en el 2001. Esa es mi satisfacción.- comenta Pascual Cabrera, orgulloso artesano.
