En las noches descienden por este callejón las estudiantinas, rondallas y tunas que interpretan varias melodías para aquellos que visitan la ciudad.

En el día, el Callejón de Cantaritos es uno más de los tantos que hay en Guanajuato, salvo que desde hace más de 30 años se encuentra un puesto de gorditas y tlacoyos que es frecuentado por los lugareños, así como por los estudiantes y turistas.

En este angosto callejón que se encuentra entre San Roque y San Fernando, es muy común ver a los visitantes tomar varias fotos, ya sea por su colorido, lo pequeño que es, por la tenue luz que desprende su farola al caer el atardecer o simplemente por su sencilla escalera que maravilla a más de uno.

El Callejón de Cantaritos está conformado por varias casas que anteriormente eran habitadas como viviendas, hoy en día muchas de ellas se han convertido en restaurantes, bares, cafés, pues tiene un ambiente acogedor y además se encuentra muy cerca de San Fernando, donde con regularidad hay eventos artísticos y culturales.

También una pequeña parte de este callejón da a la calle Pósitos que es muy conocida porque dependiendo a donde se dirija el transeúnte, llega a la Alhóndiga de Granaditas o al edificio central de la Universidad de Guanajuato.

Todo esto y más hace que sea uno de los rincones céntricos que atraen la mirada de los foráneos pero también de aquellos aventureros que gustan de conocer los rincones que tiene esta ciudad.

Además, a unos pasos, hay otro callejón que se llama Segunda de Cantaritos, que desemboca enfrente de la Plazuela de San Fernando, y que, al igual que el primero, es muy pequeño, pues en ciertos puntos sólo puede pasar una persona a la vez.

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