Desde el viernes por la noche, miles de feligreses de todas las edades peregrinaron juntos rumbo al Templo de la Calzada, para visitar como cada año a la Virgen de Guadalupe y refrendar su fe.
Cerca de las 11 de la noche comenzaron a llegar las primeras peregrinaciones al santuario, entre ellas la integrada por policías municipales, encabezados por el comisario Héctor Alfonso Zepeda Elizarraraz.
“Pásele por la foto instantánea”, “ricos tacos de tripas”, patitas de puerco a 20 pesos”, “aquí están sus papás a la francesa, lléveselas”, fueron algunas de las frases que acompañaron a los feligreses en su andar rumbo al santuario.
El olor a aceite de cocina, la grasa, nubes de humo con olor a carne, abrieron el apetito de los fieles, quienes aprovecharon para hacer una escala y llenar el estómago con las fritangas que vendieron los comerciantes instalados sobre Calzada de Guadalupe.
Esta vialidad fue cerrada a los autos desde el viernes por la nochea, que debieron pasar por Plaza de la Paz o el túnel Ponciano Aguilar, lo que generó por momentos pequeños congestionamientos viales.
Capitalinos provenientes de todas las colonias, barrios y comunidades, llegaron durante el día en camión al centro de la ciudad, vestidos de manta color blanca, sombreros de paja y en sus rostros dibujados bigotes y barbas.
Las mujeres llegaron con sus vestidos de manta y bordados de colores, con trenzas y cargando canastas de frutas.
Desde las escalinatas de la Universidad de Guanajuato, se colocaron los comerciantes, empezando por los fotógrafos, quienes sacaron a relucir su imaginación para ambientar su negocio, para ello utilizaron animales vivos como un caballo pony que daba la bienvenida a niños y adultos.
Durante el peregrinar, los capitalinos se encontraron con comerciantes vendiendo juguetes, cañas, postres, charales, pambazos, gorditas y huaraches.
Al llegar a los pies del santuario las danzas folklóricas sacaron sus mejores pasos, para bailar alegremente a la Virgen de Guadalupe.
Más adelante las bandas de música hacían sonar sus instrumentos, para alegrar el paso a los fieles, quienes por la tarde soportaron un bajón en la temperatura, así como una ligera llovizna, nada fue impedimento para que los capitalinos se postraran a los pies de la Reina de México.

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