Paralibros forma parte del Programa Nacional Salas de Lectura en México. Desde el 2011 está funcionando su stand en el Jardín Reforma. Es una opción gratuita que tiene como objetivo principal la promoción de la lectura en espacios abiertos como parques o jardines, lugares que facilitan el encuentro de las personas. Los tres elementos más importantes son los usuarios, los libros y el mediador.
El mediador de lectura es un puente entre el libro y el lector, “es una gran responsabilidad porque tenemos que tener la capacidad para hacer recomendaciones según las necesidades del lector. Creo que lo que más me motiva es interactuar con personas de diferentes edades y distintas ideologías. Eso me permite enriquecer y abrir la mente a las posibilidades que tiene el ser humano”, señaló Verónica Cortés Sandoval, mediadora de lectura de Paralibros.
Los libros más consultados en el stand de Paralibros del Jardín Reforma son: “El pato y la muerte” de Wolf Erlbruch, “Sapo enamorado” de Max Velthuijs, “Fernando furioso” de Hiawyn Oram y Satoshi Kitamura, “Siete ratones ciegos” de Ed Young, “Rimas y leyendas” de Gustavo Adolfo Bécquer, y “La vuelta de tuerca” de Henry James.
La edad promedio de los lectores de Paralibros en Guanajuato son entre 5–11 años (mayor asistencia 50%), 25–50 años en adelante (mediana asistencia 35%) y 12–24 años (poca asistencia 15%).
México tiene el estigma de ser un país con pocos lectores; sin embargo, Paralibros está en plazas públicas de libre acceso, este programa propone que los transeúntes opten por pasar su tiempo libre, o mientras están a la espera de su cita y ocupen su tiempo con un libro. Así lo que era una distracción se convierte en un hábito.
Compartió algunas de sus experiencias como mediadora de lectura: hay niños que se sorprenden con las pequeñas cosas, no le temen a la imaginación, pueden regresar a un mismo libro una y otra vez, no se cansan de “exprimirlo”. Es una gran enseñanza para mí.
Aconseja a los lectores que disfruten y no lean por obligación, imposición o una estadística para presumir. “Deben de tomarse el tiempo para disfrutar el libro sin distracciones, conversar con el texto”, finalizó.

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