Como parte de la segunda edición de Interfaz, se presentó en el Teatro Cervantes “Apuntes de viaje: la escritura coreográfica como materia viva”, por la Compañía de Danza Experimental de Lola Lince.
Un proyecto que contó con el apoyo de el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y que se estrenó en 2013 en la ciudad de Guadalajara, Jalisco. Además, Lola Lince fue galardonada por el gobierno de Jalisco como intérprete con trayectoria con la medalla de Mérito Dancístico.
La coreógrafa bailarina Lola Lince nos dice: La acción inicia en La Estación de las Cicatrices. Allí comienza mi memoria corporal a vindicarse. He trabajado arduamente intentando capturar lo vivo, esto que teje orgánicamente la forma y el concepto.
A través de la danza nos permite conocer una conexión entre todas las emociones, sentimientos e ideas que rodean al ser humano. De aquellas cosas que marcan la vida del individuo, sean aquellas que te causan tristeza o cierta alegría y que lo envuelven a uno un infinito de posibilidades e ideales.
Lince se ha caracterizado en el escenario por dejar en el escenario todo lo que ha trabajando durante tantos años, una persona que hace lo que le gusta y que por igual disfruta que los demás tengan el gusto de formar parte de ella a través de la expresión artística.
En más de una hora y media, Lince adentran a su público a la danza que acompaña con música y cambios de luces, que transforman el ambiente escénico conforme avanza la presentación.
“Exorcizar el mal, con esta imagen intento evocar el hemisferio de la sombra, el hemisferio nocturno y traerlo a la vigilia Mayombe bombe-Mayombé, Pulsos que surgen desde el bramido de la garganta de mar, desde el latido de la tierra…
“Apuntes de viaje: la escritura coreográfica como materia viva” cuenta con los textos del poeta, dramaturgo y crítico literario Thomas Stearns Eliot y contó con el diseño sonoro de Marcos García.
Lola Lince inició sus estudios de ballet clásico en Guadalajara y en 1985 alcanzó el rango de solista de la Compañia de Bellas Artes de Jalisco. En 1990 se abre a la búsqueda de una nueva percepción del cuerpo sin ligarse a ningún vocabulario coreográfico.

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