Guanajuato, palabra de origen purépecha que significa ‘En el cerro de las ranas’, es una ciudad con siglos de historia, primeramente fue la tierra habitada por los chichimecas y después hubo un cambio radical gracias a los descubrimientos de las primeras vetas mineras en sus alrededores. Con el paso del tiempo, se fueron asentando algunas haciendas de beneficio cerca de la cañada de lo que ahora es la ciudad, para abastecerse de agua.
En estas haciendas se encontraban las casas de cuadrillas de negros y de indios que dieron origen a los barrios de la ciudad, Tepetapa, Pastita, Pardo, por mencionar algunos.
Poco a poco fueron creciendo las haciendas hasta que Guanajuato alcanzó el rango de Villa. El 8 de diciembre de 1741 recibió el título de ‘Muy Noble Leal Ciudad de Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato’.
Su arquitectura se diferencia de otros lugares por su traza irregular, pues los pobladores construían sus casas cerca al río pero con el crecimiento de la población, comenzaron a construir cada vez más arriba del cauce, lo que dio origen a los callejones.
Se dice que en Guanajuato hay más de 2 mil callejones, algunos son muy conocidos por las leyendas que han surgido como la del Callejón del Beso. Ahora con las estudiantinas, tunas y rondallas, es más fácil ‘callejonear’ en los alrededores del Centro Histórico.
En la mayoría de las entradas de los callejones hay tomas de agua que eran utilizados antes del entubamiento masivo en la ciudad, a la fecha se conservan para mantener su esencia histórica.
