Inició el homenaje al universal Diego Rivera en la galería Hermenegildo Bustos de la Universidad de Guanajuato, con la charla “Diego en Guanajuato”, a cargo del poeta, fotógrafo, narrador, ensayista e historiador de arte, Juan Rafael Coronel Rivera.
Antes de conocer más sobre el origen del muralista guanajuatense, Mauricio Vázquez González, comentó que hasta el 15 de marzo se presentarán charlas y conferencias en torno a su vida y obra.
Coronel Rivera comenzó su intervención con una imagen de su abuelo afuera de la casa donde nació el 8 de diciembre de 1886, ubicada en una de las calles más antiguas y conocidas de la ciudad, Pósitos.
La imagen corresponde a su último viaje a la ciudad en 1955, el pintor se encuentra sentado en la puerta de la casa con una mujer. Definitivamente, fue un momento que marcó al artista, pues de manera impulsiva quiso visitar la ciudad que lo vio nacer.
Se sabe que Diego Rivera era una persona que le gustaba imaginar cosas, en algún momento de su vida dijo que fue criado por Antonia, su nana india. “Mi padre me entregó a Antonia, mi nana india. Antonia, a quien desde entonces quise más que a mi propia madre, me llevó con ella en las montañas de la sierra”.
De niño Diego Rivera le escribía a su tía Cesárea Barrientos, en una ocasión le envió el dibujo de una cabra que probablemente identifica con su crianza, pues al parecer su nana le daba leche de cabra, de alguna manera hay una relación con la leyenda de la fundación de Roma, en la que Rómulo y Remo fueron amamantados por una loba, no hay que olvidar que Diego tuvo un hermano gemelo que falleció un año después de su nacimiento.
En una carta le pide a su tía dos cortinas. “ Dispénsame si me haces el favor de unas dos cortinas de las dimensiones que luego te diré (que en un altar grande relucen), probablemente tiene relación con la veneración a la Virgen de Dolores. Cabe destacar que a pesar de su poco interés en la religión, se aprecian temas religiosos en sus primeras pinturas.
Por último, el público vio dos imágenes de Diego y su acompañante caminando por la calle de Pósitos. Cada persona podrá imaginar lo que le habrá contado el pintor a aquella mujer desconocida.
