Entre todos los árboles del jardín Grande Hidalgo, el que más sobresale es un frondoso ahuehuete bajo el que se erige la estatua de un hombre dolorido; es Hernán Cortés que llora su derrota al cobijo del Hijo del Árbol de la Noche Triste.
Por visitantes y vecinos, el Hijo del Árbol de la Noche Triste es un destino obligado para tomarse fotos, no sólo por la historia que guarda sino por su imponente presencia sobre la plaza, casi frente a la estatua de Miguel Hidalgo.
El árbol se ha convertido en un símbolo de la ciudad, desde que fue plantado, el 16 de septiembre de 1921, durante la conmemoración del centenario de la consumación Independencia y a pocos meses que terminara oficialmente la Revolución Mexicana.
Se plantó en el prado noreste del Jardín Grande Hidalgo a las 6 de la tarde, cuando no era más que un retoño de no más de tres metros, recién cultivado por la Comisión Nacional Forestal señaló el cronista de la ciudad, César Fernando Aguayo Juárez.
“Se dispuso que para perpetuar la memoria de los héroes, se plantara en la plaza un ahuehuete de los últimos doce hijos del Árbol de la Noche Triste, íntimamente ligado con nuestra historia antigua”, dijo.
La historia dice que tras perder la batalla contra la Corona Española, contra la que se rebeló, Hernán Cortés llegó con sus últimos hombres a Tacuba y bajo los frondosos brazos de un enorme ahuehuete, el conquistador lloró amargamente su derrota.

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