La accesibilidad para discapacitados en calles y edificios de la Capital es muy limitada. Aunque hay rampas en la mayoría de las plazas, callejones y edificios públicos de la zona de La Cañada, éstas se quedan sólo en el primer nivel de las construcciones.
Alberto Amaro Camacho, originario del Distrito Federal, viaja con su madre Herlinda Camacho Arévalo de 95 años de edad, la condición de salud de la mujer ya le impide caminar por lo que la llevan en silla de ruedas y esto es un verdadero reto aquí en Guanajuato.
“Ocupamos otros dos muchachos aparte de mí para bajar a mi mamá del hotel donde nos quedamos (cerca de la plaza de San Fernando). Sí es muy difícil aquí para ella porque ya no puede caminar y uno si entiende que aquí en la ciudad está difícil porque las casas están en el cerro y las calles empedradas”, comentó Alberto Amaro.
Agregó que si bien hay rampas, estas son insuficientes, pues en muchos lugares de la vía pública sí se requieren y no las hay igual.
Reconoció que no hay espacio para hacer mucho para que las personas que viven con una discapacidad puedan andar fácilmente por las calles y plazas.
“El turismo busca mucho la comodidad en las ciudades y yo pienso que esto sí se han quedado atrás”, comentó.
Con él coincidieron empleados de un hombre mayor que a diario acude a su oficina cercana a Jardín de la Unión al cual transportan en su silla de ruedas.
“Sí hay rampas pero no hay elevadores; subes la rampa al primer piso y luego ya no hay cómo subir”, comentó.
Esto tanto en edificios públicos como en negocios y las calles; los pasamanos son inexistentes para las personas con discapacidad y ni hablar del transporte público, donde la accesibilidad es nula para alguien que no puede caminar.
El pasado 3 de diciembre se conmemoró el Día Internacional de las personas con discapacidad.

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