Celaya.- Son las seis de la mañana, el sol está lejos de asomarse y la fila crece más y más.

Es el segundo día de vacunación contra COVID-19 para adultos de 30 a 39 años y en el Instituto Tecnológico de Celaya la gente se ha ido congregando desde muy temprano.

El frío se puede sentir, por eso decenas de ciudadanos se cubren con abrigos, chalecos, sudaderas o cobijas.

 

Algunas personas leen un libro, ven su celular y otros platican entre sí para hacer más llevadera la espera.

A las seis cuarenta y cinco de la mañana, la fila llega hasta donde terminan las instalaciones del tecnológico.

A las siete de la mañana el frío recrudece y para mitigarlo, algunos consumen un café, un atole o un tamal.

Entre pláticas, personas que no han impreso su nuevo folio acuden al cibercafé más cercano para hacerlo.

A las siete con quince minutos, se asoman los primeros rayos del sol.

Las pláticas más comunes que se pueden escuchar son cómo fue la reacción secundaria al momento de la aplicación de la vacuna.

Me tiró dos días; en la madrugada tenía fiebre, temperatura, dolor muscular, no sabría si sobrevivía (risas)” dijo una joven.

Son las 7:35 de la mañana y se comienzan a dar los primeros pasos; al avanzar la fila la alegría es evidente y los Servidores de la Nación salen a explicar qué documentos se deben mostrar.

Faltando quince minutos para las ocho de la mañana, estamos ya en la entrada del instituto, al entrar, nos vuelven a checar los documentos y ponen un sello en la nueva hoja que señala que en el tecnológico se aplicará la dosis.

Son las 7:50 de la mañana y formados, los ciudadanos esperan dentro del recinto para ser acomodados y comenzar a llenar su hoja.

 

El reloj marca las 7:55 de la mañana y en la cancha de basquetbol, uno de los grupos ya debidamente sentado, llena el folio con los datos necesarios.

“Segunda dosis, aquí dice el lote, la vacuna es AstraZeneca” dice la Siervo de la Nación.

Para las ocho y media de la mañana, dos camionetas llegan, están descendiendo enfermeras y elementos del Ejército, las vacunas han llegado al recinto.

 

Son las 8:45 de la mañana y el personal pregunta si se han llenado todos los datos, pasan y recortan la hoja, solo se espera el llamado para comenzar la vacunación.

A las nueve con nueve minutos, se indica que pronto tocará el turno de vacunación, que se descubran el brazo y que pronto pasarán. En el auditorio ya está el personal de salud, listos para recibir a la gente y aplicar la vacuna.

Son las 9:14 de la mañana. Es momento de pasar, el personal de salud te pide que llegues con el brazo descubierto, aplican la vacuna en menos de diez segundos y ahora toca esperar en el auditorio.

 

“¡Ya listo!, de volada”, comenta un señor.

A las 9:30 de la mañana, después de ver si no hay ninguna reacción, te invitan a retirarte.

 

Después de tres horas y media, así se vivió este segundo día de vacunación contra el COVID-19 para adultos de 30 a 39 años.

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