La historia de Aurelio “El Coreano” Rivera es única en el futbol mexicano. El aguerrido y a veces “cochino” defensa central pasó del éxito con el Puebla a la cárcel, por la muerte de dos personas. Cumplió su condena abreviada por buena conducta y regresó a los campos para retirarse.
Incluso desde la cárcel, en 1997, “El Coreano” Rivera le contó a David Faitelson su versión del accidente en el que, manejando en estado de ebriedad, atropelló y mató a dos ciclistas en una carretera de Puebla.

Rivera y el escándalo de los Cachirules
Aurelio Rivera (Tampico, Tamaulipas, 25 de octubre de 1961), surgió de las fuerzas básicas del Tampico Madero y fue parte de la Selección Mexicana que consiguió el boleto al Mundial Sub-20 de 1988.
¿El “detalle”? Si hacemos cuentas, Rivera tenía casi 27 años cuando jugó el Pre-Mundial para jugadores de 20 años o menos.
Como a él, la Federación Mexicana registró a otros tres jugadores que no cumplían la edad, en el famoso escándalo de los Cachirules, que le costó una suspensión a México y no asistir al Mundial mayor de Italia 1990.
“Fueron cosas extrafutbol, se disputaban un Mundial las televisoras (Televisa e Imevisión), éramos jóvenes y si nos decían “Vayan a jugar un Pre-Mundial, decíamos que sí”, le contó hace poco Rivera al programa Sobremesa Deportiva en Puebla.
“Ellos (los federativos) sabían la edad que teníamos, no era para tapar el sol con un dedo. Yo era el único jugador en Primera División con Tampico”.
El Coreano perdió la final con Puebla ante León
Con la sombra del escándalo a cuestas, “El Coreano” Rivera llegó al Cruz Azul en 1989, pero no pasó nada con él y fue cedido al Puebla, donde jugó entre 1991 y 1996.
Hizo una pareja legendaria con Roberto Ruiz Esparza, otro “suavecito” de la defensa central y en varios juegos se ganó el gafete de capitán, hasta llegar a la Final de la campaña 1991-1992, que Puebla perdió 2-0 ante el León en el Estadio Nou Camp.
De hecho, “El Coreano” marcó en esa final, pero en su portería, como autor del autogol que sentenció la serie.
También dejó huella en los tobillos de los rivales
Lo que sí ganó con la Franja fue el Campeonato de Clubes de la Concacaf, además de protagonizar durísimas entradas, siempre validando aquel viejo dicho futbolero de que “pasa el hombre o el balón, pero no los dos”.
El trágico accidente del Coreano Rivera
Con la etiqueta de líder del Puebla y famoso por sus duras entradas, la vida le cambió en 1996, cuando atropelló a Raúl Máximo y Francisco Lopez, dos ciclistas que iban por la vía Atlixcayotl.
Fue detenido, juzgado y condenado por asesinato. Lo internaron en una cárcel poblana y pasó ahí casi dos años, pues fue liberado antes de cumplir la sentencia debido a su buena conducta.
Aún preso, en 1997 le dio una entrevista a David Faitelson, entonces en TV Azteca. En la pieza, “El Coreano” Rivera acepta sentirse abandonado por el futbol mexicano y revela su interés en volver al futbol cuando sea liberado.
“(A su pequeño hijo) le digo que estoy concentrado para un partido o que estoy malo&”, le contó Rivera a David Faitelson.
“Esto le pasa a cualquiera, un accidente como el mío, y pienso que los (directivos) de la Selección tenían el poder de hablar con alguna gente para apresurar esto, que uno la verdad se acaba aquí&”.
Volvió a las canchas con el Puebla
Antes de cumplir 20 meses en la cárcel, Rivera comenzó el proceso de preliberación y volvió a las calles en 1997. El Puebla lo recibió de regreso y se mantuvo con la Franja hasta 1999.
“Es una experiencia que tienes que tomar como viene, me pasó el accidente, cumplí, salí y jugué. Fue lo mejor para mí”, declaró Rivera ya hace poco en Sobremesa Deportiva.
“Hubiese sido más feo que después del accidente y por estar detenido, acabaras con tu carrera. Eso hubiese sido un trauma mayor; ahora sigo con mis mismos amigos, los accidentes le pasan a cualquiera y sólo queda mirar para adelante”.
Se retiró en 1999, jugando para Lobos BUAP en la Primera División A.
Probó suerte como entrenador, auxiliar y hasta funcionario municipal, mientras en YouTube aún pueden encontrarse sus legendarias barridas, símbolo de una carrera extraordinaria en muchos sentidos.
