La fascinación por descubrir lo que hay más allá de nuestro planeta ha originado decenas de hipótesis sobre el Universo. La Luna es uno de los principales enigmas que personas de todas las épocas y múltiples países han querido desentrañar.

 

Desde los babilónicos (750 a.C) que observaban los fenómenos celestes desde la casa sacerdotal. Mientras que las civilizaciones de Oriente registran eclipses solares y lunares desde el 763 a.C

 

Nuestras civilizaciones en América no son la excepción. Los toltecas veneraban a la Luna como una diosa, lo mismo que los aztecas, mayas e incas. Estas culturas le atribuían a nuestro satélite poderes divinos que, hoy en día sabemos, no posee. 

Escultura de la Coyolxauhqui
Escultura de la Coyolxauhqui | INAH

 

Sin embargo, en el pasado reciente también han surgido hipótesis bastante extrañas sobre la Luna. Una de ellas es la de los científicos soviéticos Alexander Shcherbakov y Mikhail Vasin, quienes propusieron que la Luna es “una estructura artificial creada por una raza alienígena”.

 

 

Origen de la hipótesis

Esta hipótesis surgió en 1970 en la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). Vasin y Shcherbakov publicaron en la revista Sputnik un artículo titulado ¿Es la Luna una creación de seres inteligentes? donde explicaron qué los llevó a plantear esa hipótesis.

 

“Aunque hace tiempo, la ciencia se empezó a preguntar si los canales de Marte eran la creación de ingenieros cósmicos, por alguna extraña razón no miraron con los mismos ojos las peculiaridades del paisaje lunar. Y los argumentos sobre las posibilidades de que exista vida inteligente en otros cuerpos celestes, se han limitado a la idea de que otras civilizaciones deben vivir necesariamente en la superficie de un planeta, y que el interior como hábitat está descartado”, señalaron en su introducción.

 

Incluso ellos mismos apuntaron que su hipótesis, “a simple vista”, podría parecer “una fantasía desenfrenada e irresponsable“;pero después de su análisis de datos “no hay un solo dato que descarte nuestra suposición”, argumentaron.

 

Su postulado era que la Luna en realidad es “un satélite artificial puesto en órbita alrededor de la Tierra por seres inteligentes provenientes de una civilización altamente desarrollada“. Aseguraron que esta “nave espacial gigante y muy antigua” estaba hueca por dentro y que contenía combustibles, herramientas, instrumentos de navegación, equipos de observación y todo tipo de artefactos inimaginables, como si de una película de la Guerra de las galaxias se tratase. Sobre ello apuntaron que contenía

“Todo lo necesario para que esta “carabela del universo” sirviera como una especie de “Arca de Noé” de los extraterrestres, y tal vez, incluso como el hogar de toda una civilización que preveía una existencia prolongada de miles de millones de años y largos viajes por el espacio de miles de millones de kilómetros”.

Los científicos explican las características de la Luna

Los científicos soviéticos apuntaron una interpretación para las características de la Luna. Propusieron que esta nave alienígena tendría que estar blindada contra colisiones de otros objetos interestelares, por ello es que tiene una estructura externa resistente capaz de soportar el impacto de los meteoritos y las temperaturas extremas.

 

“Probablemente el casco tenga una capa doble para cumplir distintas funciones: la base, una densa armadura ubicada a unos 3,5 kilómetros de profundidad, y por fuera, una cubierta de una capa más fina de polvo que protege ese escudo. En algunas zonas, donde se encuentran los mares y los cráteres lunares, el manto superior es bastante más reducido, y en algunos casos, inexistente”.

 

Proponen que anteriormente la Luna estuvo habitada, pero no ahora debido a su “extrema longevidad”; también señalaron que ha dejado de funcionar por la misma razón:

“No imaginamos que la Luna siga habitada, y probablemente muchos de sus dispositivos automáticos también dejaron de funcionar, como por ejemplo los estabilizadores. Aunque el satélite mantiene una misma cara girada hacia nosotros, desde hace algún tiempo se tambalea sobre su propio eje, mostrándonos en ocasiones parte de su reverso que antes era invisible para los observadores desde la Tierra […] Tanto el fuselaje como los instrumentos se fueron desintegrado en cierta medida. Algunas costuras de la carcasa interior evidentemente se separaron. Por eso, suponemos que las largas cadenas de pequeños cráteres que antes se atribuían a la actividad volcánica se produjeron por erupciones de gas a través de las grietas aparecidas en el blindaje y como resultado de accidentes”.

 

 

¿Qué los llevó a plantear esta hipótesis?

Los científicos rusos apoyaron su hipótesis en su connacional el físico Kirill Stanyukovich, quien expuso en un estudio que los cráteres lunares son el resultado de un “bombardeo” sobre nuestro satélite natural que ocurrió durante millones de años.

 

En ese sentido, Vasin y Shcherbakov argumentan que es imposible que los grandes meteoritos que impactaron la Luna no hubiesen dejado cráteres más profundos que el de Aristarco:

“Aristarco es un cráter de 40 kilómetros de diámetro que tiene 3.7 kilómetros de profundidad. A primera vista, uno esperaría encontrar un cráter mucho más profundo, pero no se observa nada de eso. Lo que ocurre en realidad es que cuando el meteorito choca con la cubierta exterior de la Luna, esta desempeña el papel de amortiguador y el cuerpo extraño se encuentra contra una barrera esférica impenetrable. La explosión solo abolla ligeramente la capa del blindaje que se encuentra por debajo del polvo de la superficie lunar, pero arroja los trozos de este revestimiento de defensa que posee la Luna y, que según nuestros cálculos, es de un grosor de 3,5 kilómetros, que es la profundidad máxima aproximada que tienen todos los cráteres de la Luna”.

 

 
 

Asimismo, retomaron los estudios de sus pares norteamericanos que encontraron cromo, titanio y circonio en la superficie lunar:

 

“Son metales con propiedades refractarias, mecánicas y anticorrosivas. Una combinación que tiene una resistencia envidiable al calor, además de la capacidad de soportar un entorno agresivo. Si hubiera que idear un material para proteger un gigantesco satélite artificial de los efectos desfavorables de la temperatura, de las radiaciones cósmicas y del bombardeo de meteoritos, los expertos probablemente habrían recomendado estos metales.”

Finalmente, dejaron preguntas que invitaban a la comunidad científica a seguir tirando de ese hilo:

“¿Qué es hoy la Luna? ¿Una colosal necrópolis, una ciudad de los muertos donde se extinguió alguna forma de vida? ¿O una nave abandonada por su tripulación y controlada de manera automática? A la espera de las pruebas definitivas, nuestra hipótesis puede parecer descabellada , pero creemos que las cuestiones que hemos planteado proporcionan suficiente sustento para una consideración seria sobre el asunto.El resultado puede ser el esclarecimiento de muchos enigmas lunares.”

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