Guanajuato ha recibido este año 279 millones de dólares menos en remesas, en comparación con lo que captaba hace seis años, revelan estadísticas del Banco de México.
La cantidad que se perdió en remesas -en comparación con lo que se captaba hace 6 años- equivale a 3 mil 600 millones de pesos, cifra que representa ocho veces el presupuesto anual de la Secretaría de Desarrollo Social o 12 veces el de la Secretaría de Turismo.
La caída en las remesas inició en 2007 y se agudizó con la crisis financiera internacional de 2009.
La captación de divisas enviadas por los guanajuatenses residentes en Estados Unidos mejoró ligeramente en 2011 y 2012, pero este año volvió a tener un desplome.
Entre enero y septiembre del año pasado Guanajuato recibió 1,647 millones de dólares de remesas (que equivale a más de 21 mil millones de pesos), y en el mismo periodo de 2013 la captación bajó a 1,553 millones de dólares (unos 20 mil millones de pesos).
De un año a otro, el estado de Guanajuato perdió 94 millones de dólares (que equivale a alrededor de mil millones de pesos) en remesas.
A pesar de la caída, Guanajuato se mantiene como el segundo estado que más divisas capta, sólo después de Michoacán.
Diez de cada 100 pesos que llegan al País por remesas, son enviadas por paisanos guanajuatenses.
El envío promedio por remesas este año fue de 294 dólares, cifra menor en 7.7% en comparación con 2012.
La crisis económica en Estados Unidos ha afectado a los guanajuatenses, al bajar su ingreso o al no poder acceder a un empleo bien remunerado.
‘Ahora ni ellosse alcanzan’
Hasta hace tres años, María del Carmen Navarrete recibía remesas de su hija Elvira, que radica en Denver, Colorado, donde trabaja limpiando hoteles.
Sin embargo, con la llegada de la crisis económica en el año 2009, el trabajo escaseó y los dólares que Elvira enviaba a sus familiares, fueron cada vez menos.
Ante esta situación, María del Carmen tuvo que buscar nuevas fuentes de ingresos y de esta forma no estar esperanzada solamente al apoyo económico de su hija.
“Tengo 10 años que no veo a mi hija que está en Denver, antes me ayudaba mucho porque tenía buen trabajo, ahora ni ellos se alcanzan, por eso comencé a vender productos del Avon y Fuller. El dinero que manda es muy poco y yo entiendo porque también tienen que mantener a su familia en Estados Unidos”, dijo la mujer, habitante de San Antonio del Pochote, municipio de Romita.
Las ganancias que obtiene por la venta de los cosméticos es de 800 pesos al mes aproximadamente.
Además, en las noches vende cena en un pequeño local en la esquina de su casa, donde en una buena noche puede obtener entre 150 y 200 pesos de ganancia.
“El norte ya no es como hace años, cuando toda la gente que se iba enviaba mucho dinero y podía hacer sus casas y mantener a sus familias, ahora la gente tenemos que trabajarle con más ganas y no esperar a que los hijos nos ayuden”.
Una gran parte de los habitantes de la localidad de San Antonio del Pochote viven de las remesas que les envían a sus familiares. Algunos, ante la falta de empleo en Estados Unidos, decidieron regresar y ahora trabajan en los campos de cultivo de agave que rodean a la pequeña población.
‘El trabajo es muy escaso’
Aunque Rigoberto Fuentes Godínez trabaja en un compañía que instala equipos de riego para los cultivos, los dólares que antes le enviaban sus familiares desde Estados Unidos le hacen mucha falta.
El hombre tuvo que buscar un trabajo para mantener a su familia.
Tiene un salario de 700 pesos a la semana, cantidad que resulta insuficiente y más cuándo ya no recibe dinero de Estados Unidos.
“Antes me hablaba mi hermano Juvenal y me decía: ‘ahí te van esos 500 dólares para que se ayuden’. Ahora nos manda 100 y por allá cada 6 meses, porque nos platica que está el trabajo muy escaso, antes él trabajaba en dos lugares y ahora sólo en uno donde son 8 horas diarias”, dijo el habitante de la comunidad Puerta de Santa Rita, municipio de San Francisco del Rincón.
Recordó que él mismo viajó a Estados Unidos en 2006 y pudo juntar unos dólares para regresar a México.
Rigoberto tenía la intención de regresar a trabajar a EU, lo cual no se concretó porque se presentó la crisis económica en 2009.
“Antes no se paraba ‘el jale’ (el empleo). Me platican mis hermanos que caían cansados por tanto trabajo, pero ahorita uno de mis hermanos sólo trabaja 20 horas a la semana, con eso que gana no le alcanza ni para mantener a su familia que tiene allá”.
Rigoberto también realiza trabajos extras en su comunidad para obtener un poco más de dinero y poder solventar los gastos de sus dos hijos que tiene estudiando.
“En verdad que se la están viendo muy mal allá mis hermanos, aquí también es muy difícil sobrevivir, ahora que mis hermanos no me apoyan, hay veces que no mando a mi niña a la secundaria de Jesús del Monte porque no tengo para darle los 10 pesos del pasaje”.
Con pico y pala, el señor Rigoberto Fuentes trabaja colocando mangueras, aunque reconoció que le gustaría tener un trabajo mejor remunerado porque su salario es muy bajo y le resulta insuficiente.
‘El norte ya no es como antes’
Diariamente, Claudia Navarro Muñoz coloca un par de mesas para vender frituras y golosinas en la puerta de su casa, ubicada en la comunidad Los Sapos.
Claudia se ha visto forzada a trabajar para compensar la pérdida de ingresos que ha tenido su esposo, quien desde hace varios meses sólo ha podido conseguir empleos temporales o de medio tiempo en Estados Unidos.
“Mi esposo tiene 4 años que se fue, pero la verdad ano gana mucho y aparte está enfermo. El dinero que nos manda no alcanza, por eso yo trato de apoyarlo y echarle la mano para que no se le haga tan pesado”, dijo la mujer, mamá de tres niños.
Además del pequeño comercio, la mujer también vende cena los fines de semana y trabaja como empleada domestica de forma eventual.
Desde temprano tiene que viajar a León para surtir la mercancía del día; después coloca una lona de plástico a un costado de su casa para ofrecer una variedad de dulces y frituras.
Sus principales clientes son estudiantes de la escuela primaria que está a unos metros del lugar.
“Yo siempre he sido muy trabajadora y ahora más que está la situación tan difícil en Estados Unidos. Mi esposo ya se quiere venir, pero a la vez le piensa mucho porque necesita juntar para el boleto. Cuando me habla le platico que también aquí está difícil y pues como que se desanima”.
La mujer comentó que su marido actualmente trabaja en una empresa donde se fabrican tarimas para montacargas, pero con frecuencia lo mandan a descansar, por lo que en ocasiones cobra sólo la mitad del dinero que años atrás recibía.
