Esta Semana Santa es o debería ser-, una oportunidad para pensar como sociedad, cantidad de hechos que omitimos o que francamente hacemos mal. Los mexicanos nos referimos a un “calvario” como a un asunto complicado por incluir caídas y dolores. Referencia al monte en Jerusalén que debió subir con la cruz a cuestas, Jesús de Nazareth. Las personas vaya que hacemos esos recorridos cotidianos, aunque unos más y otros menos. Pero si hay coincidencia en que los pequeños y los viejos más vulnerables, tienen ese caminar doloroso, es lo que nos debería hacer coincidir en cambiar esa realidad para amarles y protegerles.
Hoy me refiero con dolor a Lupita, una pequeña mexicana que representa a miles de casos de quienes no pudiendo ser adoptados, esperan el calvario de burocracias que hemos inventado en nuestras leyes, para hacer difícil e imposible, la adopción. En este espacio y en mi labor educativa he expuesto este crimen que clama al cielo: los tortuosos trámites que terminan generalmente en qué cantidad de NNA (niñas, niños y adolescentes) lleguen a la mayoría de edad albergados en casas hogar y finalmente, no sean adoptados. Doy mi testimonio de vida y el contacto con cientos de casos conocidos en mi labor en obras sociales.
En México, a diferencia de otros países tiene una legislación que complica todo: abrir una empresa, construir una casa, registrar una marca, obtener un uso de suelo, hacer un trámite aduanal, obtener un pasaporte. Todo es complicado en un diseño de País que supone a veces con razón-, que todo lo hacemos mal los mexicanos y que aprovechamos cualquier oportunidad para sacar provecho y transar y como en la adopción, para ser cómplices y complicar y dificultar la adopción, y cambiarle la vida a un NNA.
Si bien es cierto que debido a los abusos a la niñez la legislación ha debido endurecerse, también es cierto que las condiciones sociales han cambiado por la crisis de nuestro modelo económico que genera grandes diferencias entre los ricos y los pobres. La ley federal y la estatal como su espejo, han intentado agilizar los procesos de adopción pues cada vez es mayor el desbalance entre miles de parejas que buscan adoptar en relación con los cientos de pequeños que buscan ser adoptados. Las estadísticas de UNICEF y del DIF nacional muestran que el denominado “certificado de idoneidad” es difícil de conseguir, pues es el certificado que permite que una pareja sea candidato a la adopción.
Por la parte de la niñez el asunto es más crítico. Los orfanatos ya sean del gobierno o particulares, laicos o religiosos, se están quedando vacíos de pequeños cuya condición legal permita adoptarles por el calvario de los trámites que ponen ministerios públicos, jueces y las procuradurías de derechos de los NNA. Por eso es que se estima que apenas el 10% de los pequeños que habitan en albergues, son susceptibles de ser adoptados, en tanto que el resto está en forma transitoria. Los programas de familias sustitutas temporales (acogida) como el de Guanajuato, tienden al igual que la adopción-, al fracaso por la misma razón: el calvario de los trámites.
A diferencia de países como la India o Vietnam o Siria, donde viven miles de pequeños que no tienen familia, en México el contexto tan distinto muestra una gran dificultad para lograr la adopción. Se requerirán nuevos esquemas, nuevas estrategias, presión social, redes de organizaciones civiles, que busquemos que la legislación sea más sencilla y los pequeños que están en condición de ser adoptados, puedan lograrlo. Será en las instancias de Derechos Humanos, en los Juzgados de lo familiar, ya con quejas ya con demandas.
En un mundo que parece no tener razón, en México, crece la proporción de familias jóvenes que adoptan mascotas o perrhijos y disminuye en estas generaciones, el interés por la adopción, pues éste solo se mantiene en matrimonios que tienen más de 35 años de edad.
Por ello, la sociedad ha comenzado a observar paulatinamente menos interés tanto del gobierno como de familias jóvenes hacia la adopción. En este mundo burocrático y que mira los trámites legales y no al amor que cambia las vidas, adoptar es algo imposible. Por eso, el largo proceso de trámites y requisitos, es hoy, el Calvario de Lupita.
*Consejero local de INE
