“Warp speed”/ velocidad que supera a la luz. 

Los últimos tres días de enero en Estados Unidos vacunaron a 5 millones de personas. Al final del mes tuvieron más de 32 millones de personas con su piquete. En dos días más tendrán protegido al 10% de la población. Hace 9 meses invirtieron miles de millones de dólares para apoyar el desarrollo de la vacuna contra el COVID-19. Ahora preparan 400 mil millones más para apoyar la salud pública.

Trump anunció en abril que  iniciaba la operación “Warp speed”, ese concepto usado en la serie de ciencia ficción “Star Trek” que significa ir más veloz que la luz. Si bien eso no existe más que en la ficción, lo que sí pudo hacer el vecino país fue procurarse la dotación suficiente de vacunas para enfrentar la pandemia, a una velocidad increíble.  

Hemos comentado que Joe Biden prometió llegar a 100 millones de vacunaciones en los primeros cien días de su administración. Casi un tercio de la población: adultos mayores, personal médico y personas con riesgos médicos estarán cubiertos en febrero. Hace una semana anunció que había ordenado 200 millones más de vacunas para el verano. 

Los resultados de la campaña de la nueva administración están a la vista. El promedio de infecciones bajó un 30 por ciento y en los últimos días las defunciones se redujeron de más de 4 mil diarias a menos de 3 mil. Aunque las cifras siempre son preliminares y las curvas de la epidemia no tienen palabra, Estados Unidos comenzará más pronto que el resto de los países occidentales a restablecer su economía. 

Aquí la velocidad es la del burro veloz. Apenas uno de cada 200 mexicanos ha sido inoculado en la primera toma. La distribución parece arbitraria. Mientras Claudia Sheinbaum anunció que todo el personal médico de la CDMX estaba cubierto, en los estados la cobertura quedó a medias. No hay claridad en cuándo y cómo se reiniciará la vacunación. Al menos los adultos mayores no sabemos qué esperar. 

Estados Unidos es el país de la abundancia. El neoliberalismo les ayuda a ser una nación  rica y tener los recursos para pagar la cobertura universal en pocos meses. Si no tienen dinero, lo imprimen acudiendo a la ciencia que lo recomienda para épocas de guerra, recesión o depresión económica. 

Una y otra vez, en cientos de comentarios, los expertos gritan al cielo que el Gobierno haga algo. Que no se abandonen a las pequeñas y medianas empresas, que se apoye con un ingreso básico universal a todos los desempleados, que se hagan pruebas y más pruebas para evitar una montaña de enfermedad y muerte. Oídos sordos.

Estamos en una guerra silenciosa, donde el enemigo gana terreno porque no lo podemos identificar. Por si fuera poco, el virus cambia y tiene mutaciones más contagiosas que vienen desde Inglaterra, África y Brasil. 

Cada día que pasa se pierde una oportunidad para modificar el rumbo. Lo único que haría cambiar a Morena y su administración es el riesgo de llevarse una gran derrota en las elecciones, algo que ya pronostica el ánimo del país. Pero todavía vemos a López Obrador convaleciente de la enfermedad y sin tapabocas. Creo que ningún otro líder, salvo Bolsonaro, puede ser tan testarudo ante la realidad. Seguiremos al tanto del velocímetro y la carrera, donde Israel va ganando con más de la mitad de la población ya vacunada.

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