Imaginemos una escena en el reporte noticioso del día: cientos de personas hacen fila para obtener la vacuna en un Walmart de Laredo. Al sur, los habitantes de Nuevo Laredo esperan que el gobierno mexicano llegue con la medicina. Se retrasa y pasan al otro lado, pero en las farmacias les dicen que la vacuna la paga su gobierno y no pueden aplicarla a extranjeros.
Podría suceder al final de marzo, cuando todas las farmacias norteamericanas ayuden al combate de la pandemia. En la página de Walgreens detallan el orden de aplicación. Primero a quienes trabajan en hospitales y a personas que viven en casas para adultos mayores. Luego a mayores de 75 años. Después a personas con diabetes, hipertensión y otras enfermedades.
Para la población en general estará disponible a principios de la primavera. Para abril o mayo. La escena sería veneno puro para las aspiraciones electorales de Morena. Alguien le dijo al Presidente que se necesitaría la ayuda de la iniciativa privada con el propósito de acelerar la vacunación universal, como sucederá en EU.
Walmart tiene 4,865 tiendas farmacia, Walgreens 9,021 y CVS 9,967. Si una tercera parte de estas 24 mil farmacias y tiendas con farmacia pudieran aplicar la vacuna, en menos de 100 días podrían inocular a toda la población norteamericana que es de 330 millones. Si a eso sumamos otras 40 mil farmacias pertenecientes a diversas cadenas y a particulares, más hospitales y clínicas, seguro que en el inicio del verano la pandemia habrá quedado atrás. Así lo pronostica el Dr. Anthony Fauci, Bill Gates y otros médicos expertos.
Si aquí el Gobierno no se deja ayudar por los particulares, si prohibiera o hiciera tortuguismo con la Cofepris para la libre importación de vacunas, perdería en seco la elección. De por sí la economía estará llagada y mutilada en muchos sectores, una falla en la distribución y aplicación de la vacuna sería fatal para el partido en el poder.
En todo el mundo el costo de la vacunación será cargado a los contribuyentes vía impuestos. Nada de gratis. Estados Unidos podría pagar por la vacuna y el servicio a las farmacias y los supermercados. No es un asunto de dinero sino de eficacia logística.
En el otoño vimos en México que la vacunación contra la Influenza tuvo claroscuros y el mercado libre se convirtió en un mercado negro. La oportunidad en el tiempo vale mucho y eso lo aprecia cualquier persona con un mínimo de recursos. En las pruebas aplicadas por laboratorios, los particulares (personas y empresas) han pagado miles de millones de pesos a pesar de que los estados la ofrecen sin costo.
La estrategia fallida de no hacer pruebas por millones costó muchas vidas y también dinero, eso lo saben ya en la Secretaría de Salud. Quienes tenían síntomas no podían esperar el resultado de los laboratorios del Gobierno. La demanda superó la oferta oficial.
Lo mismo puede suceder con la vacuna si no avanza rápido el programa. Si el Gobierno quiere pagar la vacunación universal puede hacerlo y de alguna bolsa del erario saldrá el dinero. Si quiere llevarse solo la medalla de la vacunación y no se vale del “outsourcing” privado, puede convertir la soberbia anti empresarial en derrota electoral.
