Cuando el gobierno de Guanajuato licita 100 mil computadoras laptop en medio de la peor pandemia de la historia, surgen muchas preguntas. ¿Quién tiene el valor de arriesgarse a ponerle precio a un lote de ese tamaño cuando la especulación en los precios parece no tener límite?

Al igual que los precios de los insumos y medicinas para atender el Covid, las laptop se convirtieron en un bien escaso. Ayer comentaba: las últimas que compramos aumentaron un 30% en tres meses. Nuestro experto en sistemas comenta que ya subieron de nuevo de 18 a 21 mil pesos. Ese es uno de muchos temas que producen dudas.

En la educación media y superior creció la necesidad de medios de cómputo por la pandemia. En primaria se utilizó la televisión pública como mecanismo universal a bajo costo. La eficacia del método resulta incierta porque no había estudios previos. La emergencia sanitaria obligó a la federación a diseñar clases a distancia.

Las tabletas, las laptops y las computadoras de escritorio permiten la interactividad de los alumnos con los maestros, pero es necesario contar con una conexión a internet. Si bien las 100 mil computadoras cubren el 55 por ciento de los alumnos de preparatoria, habrá 80 mil en desventaja porque no tendrán acceso a su laptop.

La Secretaría de Educación podría, en un programa más detallado, cubrir a todos los alumnos. Con estudios socioeconómicos se pueden otorgar créditos. Y a quienes de plano no pueden poner un peso, se le otorga la “beca” completa de su laptop.

El ejemplo del dispendio lo tenemos claro en las compras anteriores: como las tabletas fueron gratis, muchos estudiantes no las valoraron y las vendieron en el mercado abierto por una fracción de lo que pagamos los contribuyentes. Sobraron técnicos que les quitaron el candado.

Hoy será la licitación y el fallo. La empresa favorecida en el sexenio de Miguel Márquez fue Ditecma. No es un fabricante directo, no sabemos si lo más correcto fue hacer una licitación abierta o entre fabricantes, sin intermediarios.

El Estado separó 920 millones de pesos para la compra. Le llaman el “techo” presupuestal. ¿Por qué no se realizó antes del alza de precios? No lo sabemos. Lo cierto es que por lo menos se invertirán unos 250 millones más de lo que hubieran costado a principio de año.

Nadie puede negar el beneficio de dar instrumentos modernos de aprendizaje a los estudiantes de Guanajuato, pero hay formas más creativas y productivas de usar el dinero público. En los últimos años vimos cómo Juan Manuel Oliva y Miguel Márquez tiraron dinero por miles de millones, según ocurrencias y preferencias personales. Con oliva se otorgaron más de cien millones de dólares (1200 millones de pesos de esos años) en becas sin ton ni son. Todo con espíritu clientelar.

Las laptop aparecerán justo al inicio de la contienda electoral del 2021, con sello estatal azul. Un funcionario de la Secretaría de Educación dice que los estudiantes tienen criterio amplio de por quién votar, ajeno a las dádivas del gobierno en turno. Eso nadie lo cree. Los panistas pintan todo de azul como reconocimiento de marca. Los barandales de los puentes, las placas de vehículos con la “Grandeza de México” y todo lo que promueven. En algunos casos es válido, en otros resulta grotesco.

Lo que no hay duda es que la prioridad en Guanajuato se llama seguridad y empleo. La educación es para el futuro, pero, ¿cómo salvaremos el presente si vivimos la criminalidad más espantosa de nuestra historia y la desesperanza y agonía del desempleo?

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