Dubai planeaba hacer una gran fiesta con una Expo extraordinaria a finales de 2020 y principios del 2021. Ahí estarían todos los países con sus pabellones como lo estuvieron en Shanghai hace 10 años o en Sevilla en 1992. La tradición de las ferias mundiales tiene mucho que ver con los avances tecnológicos y económicos. 

La torre Eiffel fue una herencia de la Exposición Universal de París de 1889. Muchos la consideraron una irrupción horrenda en el paisaje de la urbe diseñada por Georges-Eugène Haussmann. Hubo timadores que la vendieron como fierro viejo. Hoy la Ciudad Luz no puede imaginarse sin ese ícono después de 130 años. Su estructura era el anuncio del Siglo XX y las posibilidades del acero en la construcción de las nuevas capitales del mundo.

Unos años después en 1893 en la Feria Colombina Mundial de Chicago se hizo la luz, la luz eléctrica que transformaría todo de nuevo. Cada exposición reúne una muestra de lo que la humanidad espera ver en el futuro. En el programa de Dubai para este año, el emirato contemplaba un despliegue de temas del momento: Sustentabilidad, Movilidad, Urbanismo, Internet más allá del 5G, Inteligencia Artificial y el estudio de los países líderes en ciencia y tecnología.  A pesar de toda o que querían mostrar hacia el futuro, no tenían contemplada una guerra mundial contra pandemia alguna, el “cisne negro” que apareció este año para cambiar todo de nueva cuenta. 

El emirato vuelve a la carga y anuncia que en octubre de 2021 realizará su Expo. A pesar del altísimo costo que representó el Covid para su economía, no deja de ver a futuro e invierte 34 mil  millones de dólares para atraer turismo de nuevo. El doble de la inversión frustrada en Texcoco.

En el principio del auge de Dubai fue el petróleo. Hoy sólo representa un 5 por ciento de su ingreso. El turismo, el comercio, los bienes raíces y la banca la convirtieron en la joya de los emiratos. La visión del Sheikh Mohammed bin Rashid Al Maktoum, convirtió a la ciudad en la más lujosa del mundo y con su gran aeropuerto conectó Occidente con Oriente. En el camino logró desarrollar la línea aérea más grande del mundo, Emirates, ese nombre que vemos en las camisetas de los jugadores más caros. 

Dubai apuesta de nuevo al turismo, una industria que puede tardar en recuperarse pero florecerá en los años que vienen. Regresarán los viajeros del mundo porque cada día estamos más conectados, porque las economías de escala lograron que los ciudadanos de todas partes, con algún ahorro, puedan conocer remotas tierras y culturas mágicas. 

Mientras eso sucede en otros mundos, aquí destruimos lo que sería el mejor “hub” de Latinoamérica, cancelamos la inversión en promoción turística y decimos tener las mejores fórmulas económicas. A diferencia de los países que se atreven a invertir en el futuro, recortamos presupuestos, apostamos al pasado en la energía, limitamos los viajes de nuestros científicos y cortamos en la cultura y la investigación científica. 

Emiratos inició vuelos a México y no desistirá de lograr un flujo de turistas de ida y vuelta. Quienes vayan a la Expo 2021 de Dubai encontrarán el futuro de nuestro siglo, como lo hicieron quienes fueron a París, Chicago, Nueva York o Shangai. El miedo de quedar fuera es real. Al menos durante el tiempo que le queda al sexenio. 

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