Nuestro presidente AMLO ha estado, sigue y seguirá en campaña. Como un genio de la comunicación, distrae a los mexicanos de los grandes problemas y su solución y todos los días nos mete en las historias que construye. La conferencia mañanera se convierte en una fábrica de ataques, noticias y de culpas con rostro. Debemos reconocer que lo logra y muy bien. Ironiza, ofende, sonríe y burlándose, construye la agenda de las noticias del día. Nada de soluciones, de concordia, de alianzas, de estrategias. Nada de ingresos, solo de egresos del presupuesto.

Solo que las mañaneras no pueden modificar la realidad. En las calles la recesión económica, las cifras de asesinatos más altas de la historia y el escenario catastrófico de muertes por la pandemia, nos hacen tocar el piso de lo real. Pero vaya que AMLO nos lleva siempre a crear discusiones desgastantes y así, muchos olvidamos el drama de la terca existencia. Es un gen maldito que tenemos los mexicanos: seguir volteando al pasado y retorcernos de coraje por las invasiones extranjeras, por los robos, por los despojos, por los ex Presidentes y no mirar -como las culturas más exitosas-, el cómo construir el mañana.

En una de tantas, nuestro Presidente lleva días insistiendo en una promesa que hizo hace meses: enjuiciar a los ex Presidentes. Este, como otros temas nacionales, tiene una respuesta rápida: los mexicanos siempre echamos la culpa a otros y al pasado, Por eso AMLO es un reflejo fiel de nuestra manera de plantarnos ante la vida. Y tan bien lo sabe, que inventar una consulta, es una magia para sacar conejos del sombrero. Votaremos con saña contra el pasado y como siempre olvidaremos el presente y el futuro. Como en los peores momentos de la historia, lincharemos nuestros yerros sacrificando las victorias.

Es la democracia participativa una estrategia necesaria y que no hemos experimentado en México, como lo hacen otras democracias, es cierto. La necesitábamos, luchamos mucho por ella y es un instrumento formidable y poderoso para tomar decisiones, pero AMLO tiene en su enorme colmillo político, ese fierro para volver a arrasar en las elecciones. Cualquier psicólogo puede inferir que, si vamos a las urnas en el 2021 a votar por Congresos y Alcaldes, y en la boleta tenemos a los Presidentes del PRI-AN, vaciaremos nuestros enojos y frustraciones para volver a votar por el menos malo o por aquel a quien le debemos dar una oportunidad: Morena.

Esta iniciativa que presentará Morena en el Congreso, influirá en la elección. Esto es como si, hiciéramos una encuesta para conocer la opinión sobre los “villanos favoritos” de nuestra historia: Iturbide, López de Santa Ana o Victoriano Huerta, por mencionar a algunos. De la misma manera, que haber colocado al Presidente en una revocación de mandato, también lo hubiera hecho. 

Es innegable que Morena arrasará el año próximo en las elecciones. Los mexicanos deseábamos un cambio hacia un gobierno austero enfocado a las mayorías. Las acciones contra la corrupción, el enfoque hacia los pobres y el estilo austero de gobernar, harán olvidara los mexicanos la catástrofe económica, de salud y de inseguridad que no es atribuible solo al Covid-19, sino ya al gobierno del presidente AMLO. La cuestión es como lo analizaba la semana pasada-, que incrementará aún más, el margen de su victoria. La oposición, pulverizada y sin liderazgos, sufrirá una derrota apabullante en las elecciones federales.

En lo estatal, las cosas son distintas, pues si bien no se elige ahora Gobernador y el Bajío es panista, las gubernaturas en juego, serán ganadas ampliamente por los candidatos de Morena y en el Congreso, el escenario de preferencias electorales entre 30-40% le dará nuevamente, con sus partidos aliados, otros 3 años de control del Congreso federal.

Tendrán los políticos y los partidos de oposición a Morena que reinventarse para gobernar con austeridad y desapego al dinero y al poder; deberán ofrecer propuestas desde el lenguaje y el sentir de las mayorías pobres que han sido cautivadas por un gran domador de serpientes y de tigres. Ya no se tratará solamente de construir gobiernos eficientes y eficaces, sino de hacerlos completamente volcados al pueblo. Por eso, si se concreta la iniciativa de enjuiciar a aquellos ex Presidentes que dilapidaron nuestra esperanza, la consulta incrementará el año próximo la amplia aprobación de AMLO y su partido en el 2021.

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