La Piedad, Michoacán.- Guadalupe García Mares, “Lupillo” como se le conoce en el medio, lleva tatuado su corto paso por los Reboceros de La Piedad a finales de los años 90″s en Primera A, categoría que se volvió Ascenso MX y que desaparecerá.
Jugar para ese gran equipo protagonista del ascenso para mi fue algo especial la verdad; llegué a tener amor por sus colores y afición”, refirió el futbolista nativo de Veracruz.
El mismo “Lupillo” recordó que en está plaza le tocó conocer jugadores de mucha entrega como fueron Raúl Ramírez, Víctor Hernández, Juan Carlos Manzo y Julio “Colombiano” Sarmiento.
En ese equipo de 1999, de La Piedad se jugaba con mucho coraje y era obvio porque teníamos el apoyo de la afición en las tribunas, muy emocionante fue jugar en el Juan N. López”.
García recordó que si le hizo falta algo en ese paso con Reboceros, fue el campeonato, del que estuvieron cerca, pero no se concretó.
Más tarde, en 2001, García Mares regresó La Piedad, pero ésta vez ya no como jugador de Reboceros sino como rival con “Gallos Blancos” de la ciudad de Aguascalientes.
Por una parte a “Lupillo” se le cumplió el sueño de jugar en el Juan N. López una final aunque no defendiendo la playera de Reboceros.
Fue la final para ascender a Primera División, acá en Aguascalientes ganamos 1-0, pero faltaba lo más difícil que era meternos al Juan N. López escenario que si pesaba para el rival”, dijo.
De hecho así fue porque en la vuelta los michoacanos se quedaron con la ventaja por 3 goles a 1 (global de 4-2) para ascender al máximo circuito tras 50 años de espera.
El futbolista admitió que esa tarde vivió sentimientos encontrados, una porque jugó con “Gallos Blancos” y otra porque le tocó enfrentar a su ex equipo en la final de ascenso.
En la actualidad, Guadalupe García trabaja como entrenador de futbol y está en días de convertirse en visor del Club Ciudad Juárez.
“Lupillo” lamentó que la Federación Mexicana de Futbol (FMF) haya determinado acabar con Ascenso Mx, ya que con ello se cierran también páginas bonitas como la que a él le tocó vivir en carne propia con Reboceros y el mismo Aguascalientes.
