Los días se fugan por las orillas, se van en medio de mil noticias y nos llevan a muchos lugares inciertos de la mente. A 29 días de comenzar el encierro no recuerdo tiempo de vida tan intenso.

En decenas de publicaciones de psicólogos expertos recomiendan seguir una rutina, mantener distancia entre el trabajo y la vida familiar, hacer ejercicio, escuchar música y meditar.

Muy bien, decimos, pero el pensamiento no es tan dócil como quisiéramos. La montaña rusa de altas y bajas es inevitable. Por la noche, después de una jornada intensa, la televisión por internet ofrece una variedad de series, películas y programas inagotables.

En algo podemos disipar el presente y meternos a relatos de tiempos más felices. Sin embargo la ansiedad permanece como un ruido de fondo en el espíritu. Enfrentamos una guerra y un momento histórico impredecible.

La lectura es un bien inapreciable y lo mejor que podemos encontrar es el ejemplo histórico de los grandes líderes que sobrevivieron las mayores dificultades.

Por eso creo que el libro de mayor venta en Estados Unidos es un relato biográfico de Winston Churchill. “The Splendid and the Vile” (Lo espléndido y lo vil) narra la vida de Churchill en su entorno, su familia, el círculo casi íntimo de colaboradores y el escenario de guerra londinense entre el 10 de mayo de 1940, cuando asume el cargo de Primer Ministro y mayo de 1941, cuando la amenaza de una invasión alemana se diluyó después de la “Batalla de Inglaterra”.

Pocos apostaban que Inglaterra podría sobrevivir o evitar el ataque nazi con su Luftwaffe, la fuerza aérea más poderosa de los tiempos. Nadie podía imaginar siquiera que Londres aguantaría 58 días seguidos de bombardeos.

Muchos miembros del Parlamento, temerosos, le pedían un acuerdo de paz con Hitler para evitar una derrota miserable y la pérdida de cientos de miles de vidas.

Churchill nunca cedió. Su fortaleza interna, encubierta por una figura rechoncha, un puro siempre en la mano y una afición desmedida por el whisky, surgió ante la mirada sorprendida de sus gobernados.

¿Cómo logró a los 65 años hacer que su pueblo se pusiera de píe y se jugara el pellejo ante el mayor ataque aéreo de la historia? “La hora más oscura” se llama la película que describe esos días en que jamás cedió.

Nunca cedan, nunca jamás, nunca jamás&”.

El poder de la palabra del líder motivó y movilizó a su pueblo;

pelearemos en las playas, en los campos, en las calles& jamás nos rendiremos”.

El sonido de las bombas y los continuos incendios enrojecían el cielo de la ciudad mientras el único refugio seguro eran los túneles del metro.  Ansiedad e incertidumbre; muerte y desolación por seguir las palabras de su Primer Ministro, por nunca arrodillarse ante Hitler.

Tan sólo leer las primeras páginas de la historia traen una tranquilidad que no había encontrado después de comenzar la guerra contra la pandemia. El Kindle dice que faltan 8 horas de lectura en la que avanzo con alegría y recojo anécdotas que son útiles ahora mismo. Va una:

Churchill detestaba los silbidos y decía que era lo único en que se parecía a Hitler. Un día pasaba cerca de él un voceador de unos 13 años, chiflando con su periódicos por la calle. Churchill lo regañó.

¿Por qué haces ese ruido tan horroroso?”

y trató de callarlo. El joven le respondió sin mesura,

¿Por qué no se tapa las orejas?”. 

En lugar de enfurecer, Churchill trasladó la insolencia del muchacho a su vida cotidiana. Sería bueno taparse las orejas ante el ruido distractor de los alrededores y concentrarse en el trabajo.

Ante el ruido de la guerra contra la pandemia, podemos “taparnos las orejas” y concentrarnos en resolver lo inmediato, sin distracciones. (Continuará)

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