Descubrir a una filósofa con pensamiento clarividente -que ve con claridad la realidad- es un acontecimiento para celebrarse. La semana pasada el periódico inglés The Financial Times entregó una reseña sobre Amia Srinivasan, catedrática de 35 años. Ella fue nombrada para una de las más prestigiosas posiciones académicas del Reino Unido: la cátedra Chichele, en Teoría Social y Política.
Bajo el nombre del Arzobispo de Canterbury, Henry Chechile, fundador del “All Souls College”, Amia hereda el lugar de filósofos tan brillantes como Isaiah Berlin, uno de los liberales más distinguidos del siglo XX. A esa edad es un verdadero fenómeno en el mundo del pensamiento occidental del siglo XXI (la Leo Messi del pensamiento). Escucharla y leerla resulta una experiencia fuera de lo común.
La filósofa de origen hindú nacida en Baréin y educada en Singapur, Londres y Nueva York, tiene una mente de taladro, capaz de penetrar la realidad como pocos pensadores de nuestro tiempo.
Sería largo explicar su trayectoria intelectual desde la universidad de Yale hasta el doctorado y su cátedra en Oxford. Lo que llama la atención es su capacidad para sintetizar problemas profundos y llegar a la verdad, meta de cualquier pensador respetable.
El feminismo y su raíz puramente política cambió en tres frases todo lo que yo había concebido en cuatro décadas.
Con la llegada del 9M tenemos presente en todos los medios el movimiento político más importante desde 1968. Pocos captan el tamaño de la rebelión femenina. Menos los representantes de la nueva Administración.
Cuando al jefe de la nación, Andrés Manuel López Obrador, le pusieron cara un grupo de mujeres no fue una manifestación más. Fue la más grande oposición a su mandato por la cadena de homicidios y agresiones a las mujeres, sin que eso fuera motivo de una respuesta contundente por parte del Presidente.
La broma del avión contrastó con la seriedad de las peticiones de grupos feministas. La nueva Administración jamás imaginó que la oposición más grande a su mandato llegaría de agrupaciones feministas. Su causa, hoy avalada por casi todos los sectores sociales del país, resulta imposible de eliminar, demeritar o esconder.
El Presidente cometió un craso error cuando quiso minimizar su fuerza. Con el desprecio a su valor político, moral e intelectual, el Gobierno perdió la partida. El último argumento para desacreditar el movimiento 9M fue que “la derecha” estaba detrás de la manifestación. Ahí perdió toda la empatía necesaria para identificarse con un movimiento social que trasciende partidos e ideologías.
Las mujeres de México van por un cambio sustancial a su condición política de sumisión.
Casi podríamos decir que todos los sectores sociales van de la mano con la manifestación, con el paro, porque resulta un contrapeso indispensable al mandato de un solo hombre.
Eso nunca había sucedido. La emergencia del movimiento feminista en el país obedece a la más noble de las causas, incluso más profunda y auténtica que el movimiento estudiantil del 68: la justicia e igualdad de género.
Como en el siglo pasado, cuando la mujer obtuvo el derecho al voto, hoy el movimiento político feminista manifiesta su hartazgo frente a los crímenes que sufren, frente a la violación de su integridad y la amenaza permanente a su libertad.
Bienvenida esa lucha política que nos humanizará, que liberará de la esclavitud machista a más de la mitad de la población mexicana. Gracias Amia por ayudarnos a comprender.
