León.- Estábamos en la cima. Carlos Vela se había espantado en el Nou Camp, y en la liga derrotamos al Necaxa aunque jugamos mal. El ánimo estaba a tope, nos podíamos codear con los mejores de México y el continente, y parecía que la Fiera se encaminaba al primer título internacional de su historia.
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Pero ahora sorprende lo rápido que todo se derrumbó. Apenas cuatro días y dos partidos fueron suficientes para tirar todas las ilusiones de la afición verdiblanca.
Porque la eliminación en Los Ángeles marcará un antes y un después en la temporada. Los fanáticos esmeraldas no son ingenuos, y saben que el problema no fue perder, sino la forma en como ocurrió. Luego de un año y medio de ausencia, en California volvimos a ver la peor versión del Club León, esa sin alma, sin sangre y sin coraje.

Y peor aún, quisimos creer que había sido un evento aislado, que se trató de un pequeño desliz momentáneo, una crisis pasajera que se iría como llegó: rápidamente y sin avisar.
Pero este domingo ante Chivas se demostró que no era así. En Guadalajara el equipo esmeralda volvió a colapsar bajo su propio peso. Volvieron a mostrar ese rostro indiferente, cansado y tibio que no metió las manos para defenderse.

Bastaron esos dos partidos para perder el rumbo, y para que los sectores más drásticos de la afición esmeralda comenzaran a exigir el cese de Ignacio Ambriz.
Sí, el futbol es así de volátil, y tuvo que salir Jesús Martínez Murguía a mandar un mensaje conciliador de calma y de tolerancia.
Hemos logrado definir un estilo de juego que en año y medio nos ha dado mucha consistencia y personalidad. Hoy estamos pasando un mal momento, nada más. Confío a muerte en este equipo, en nuestro estilo y en nuestra gente. Vamos por la octava. #SerFieraesunorgullo Jesus Martinez M. (@jmartinez_leon) March 2, 2020
“Vamos con todo por la liga”, dijeron Ismael Sosa, Ignacio González y Jesús Martínez para pedir clemencia.
Pero eso ya lo sabía la afición. Luego de un año y medio de victorias, goles y puntos a diestra y siniestra, la hinchada ya clama porque el equipo dé el último paso y se alce con un campeonato. La confianza ya fluctúa, pero la última oportunidad se dará en mayo, y ahí ya no se podrá fallar.
Hasta entonces, el Club León deberá recuperar su espíritu y sus ganas de luchar. La hinchada es fiel, y estará con ustedes hasta el final si ve que se matan por ellos en el campo. Es hora de reaccionar, porque aquí vamos todos juntos por la octava.
