León.- Ser un jugador histórico del Club León no es cosa fácil, mucho menos cuando han trascurrido 75 años desde su fundación y pasado cientos de futbolistas con penas y glorias que contar.
Con el corazón de León por delante y marcando goles en los momentos de más apremio (tres finales), Ignacio González se ha logrado hacer un hueco en la historia de la Fiera, y esa que a él aún le falta terminar con un final feliz.

Hace casi 10 años que fichaste por el Club León, ¿te imaginaste que ibas a escribir toda esta historia?
Por mi cabeza siempre pasó pertenecer a una institución por muchos años y ahí quedarme hasta mi retiro. No se me había dado en Atlas, tampoco fue en Querétaro, ni en Tecos, y por fin encontré un club (León), que primero fue mi club y después fue mi hogar.
Hoy realmente es mi casa, me siento muy cómodo en esta institución con mi gente, mi estadio, tantos años de historia, tantas derrotas, triunfos. Sí, por algún momento pensé en grande y hacer algo de historia en este club”.
¿Qué representan los tres títulos que tienes enfrente (Ascenso y Bicampeonato)?
Mucho orgullo, mucho placer de saber que nunca bajé los brazos. Pasé por muchas etapas a lo largo de mi carrera, siempre altibajos, a veces hay muchas cosas que no se ven para conseguir estos triunfos, ojalá hubieran sido uno más, ojalá fuera uno más que estoy seguro que pronto lo conseguiremos y muy orgulloso de tener un ascenso y dos títulos que forma el bicampeonato, para mí es algo que me llena de orgullo y satisfacción personal de saber que no siempre fueron momentos de gloria, sino que también los momentos de crisis, los momentos de abucheo, los momentos difíciles, hacen que tangan más sabor esas victorias.

Anotaste en las finales ante Correcaminos, América y Pachuca. ¿Cuál significó más para ti?
Los tres goles haz de cuenta que fueron en cámara lenta para mí, yo los vi como si hubieran sido en cámara lenta, y no sé porque en los tres, antes del partido, todo mundo, amigos y familiares me decían “vas a meter gol”, y yo también pensaba que iba a meter gol, no sé por qué.
No tengo tantos goles en mi carrera como para tener la fortuna de marcar tres goles en las finales, pero sí creo por mucho y lo más importante para mí fue ante América, ¿por qué?, porque yo ya había tenido un ascenso en Querétaro y yo lo que quería era consolidarme en primera división y no había tenido un título en primera división, y qué mejor escenario que en el Azteca, contra el América y qué mejor que haberles quitado el bicampeonato a ellos, que no es lo que me llena eso, sino te hablo de todo el entorno, que éramos un equipo que no éramos los favoritos, aunque jugábamos realmente mucho mejor al futbol en ese entonces en el futbol mexicano, creo que éramos el mejor equipo que jugaba al futbol. Esos momentos no se olvidan, esos momentos quedan para la eternidad, para vivirlos, para gozarlos y para volverlos a recordar una y otra vez.
¿Qué atesoras más: el ascenso o el bicampeonato?
El campeonato (contra América), el bicampeonato yo creo que fue una cereza en el pastel, como un punto extra, como cuando sacas el 10 más uno. Para mí el campeonato fue lo top, el ascenso sí fue muy glorioso y más que estuvo 10 años en la Liga de Ascenso la institución, pero como yo ya había conseguido un ascenso con el Querétaro y no logré consolidarme como futbolista en Primera División, yo cuando logro el ascenso dije, “y ahora qué, ahora me preparo para lograr ahora sí lo que yo quiero”, sin embargo en ese entonces con Querétaro, tuve el ascenso y de haber jugado todos los minutos (en el Ascenso), en Primera División solo jugué un partido y me mandaron al León, fue ahí donde yo dije, “ahora es mi lugar y muerdo a quien venga para cuidar mi lugar” (risas).

¿Qué tenía ese León que tocó la gloria en poco tiempo?
Mucha hambre, no se pierde eso, yo realmente siempre he sido un tipo con muchas ganas, con muchos sueños, metas, ambiciones, objetivos, que lucho por ellos, pero no he logrado todo lo que me he propuesto, porque me había propuesto muchas otras cosas más, sin embargo, alguna vez me dijeron “tírale a la luna y por lo menos te bajas una estrella” y esa era mi filosofía y luché bastante para conseguir lo que tengo.
¿Qué sientes por ser considerado una leyenda del club?
Leyenda ya se oye a viejo (risas), yo creo que eso te lo ganas a pulso, yo creo que la gente también se acuerda de cuando llegué, de esos momentos que fueron partidos, primero buenos, luego vino un bajón, tuve la desgracia de meter un autogol y después ahí me abuchearon algunas veces, de repente algunos me criticaron, pero ahí es donde vas agarrando cariño, es donde dices: “ahora voy a demostrar”, y es donde la gente dice, “ah, bueno, este tipo tiene carácter, no se arruga, sigue al frete a pesar de todas las adversidades”, y eso va uniendo todo.
No siempre es color de rosa, yo creo que las buenas amistades, o los buenos lazos se van haciendo con el tiempo, también viviendo cosas negativas y yo creo que esa unión crea ese lazo entre la afición y mi persona”.
¿Te gusta el apodo de “Nacho, Corazón de León”?
Me pongo la piel chinita. Claro que sí, cómo no me va a gustar algo así, la verdad es que me llena demasiado, me llena mucho saber que soy un tipo de carácter, que soy un tipo de muchas ganas, de que transmito, de que en mi momento tuve limitantes y las fui puliendo y fui siendo cada vez un jugador más completo.

La afición ansía verte jugar de nuevo…
Es algo que a mí también me gustaría verlo, cada vez estoy más cerca (del regreso), pensé que estaba muy lejos en la tercera lesión, incluso en la tercera lesión (rodilla) yo regresé a mi casa y era el cumpleaños de mi hijo y estaba mucha familia ahí y les dije, “me rompí la rodilla hoy, me rompí la rodilla y me voy a retirar” y mi padre saltó como siempre ha saltado y me dijo , “no te puedes vencer, no puedes fracasar” y le dije, “mira viejo, no estoy disfrutando esta etapa, ha sido muy difícil y cuando el cuerpo te dice que no, por más que le digas que sí con la mente, con espíritu, hay un momento en que te dice no”.
Pero esta rehabilitación fue mejor, dejé que fluyera todo, el tiempo fue sanando mi cuerpo, mi mente, mis pensamientos y hoy estoy cada vez más cerca, estoy pasando un proceso difícil, que es la frustración de la adaptación, donde quieres hacer bien las cosas y a veces el cuerpo no te responde o quieres ganar una pelota y tal vez llegaste tarde, esa frustración la estoy comiendo ahora, pero también tengo apenas una semana con el equipo entrenando de lleno con ellos y cada vez me voy sintiendo excelente y al día siguiente me siento o digo, todavía estoy lejos, pero es parte, estoy cerca, yo estoy convencido de que pronto estaré en la cancha para volver muy feliz a ella.

Retirarte con León es una promesa…
Eso está firmado, seguro no tenemos nada, pero sí es algo que me gustaría, digo, ya no es mi equipo, ya no es mi club, es mi casa, aquí me veo muchos años, aquí aunque Chucho (Martínez Murguía) no me de trabajo, aquí estaré trabajando de algo, no sé.
La verdad yo siento que estoy en deuda con la institución por todo lo que me dio, por ese cariño que me arraigó aquí y quiero tratar de seguirle dando mi trabajo, mi cariño a esta institución”.
¿Cuál sería el mejor regalo de aniversario?
De mi parte volver a jugar pronto, eso sería lo mejor que me podría pasar, y no sería regalo de mi parte, sino otra vez de la institución para mí.
