En la llamada Cuarta Transformación o 4T, en un gobierno que ganó ampliamente las elecciones al proponer una plataforma de gobierno con la tradición de la izquierda mexicana (y del ala progresista del PRI), muchos esperaríamos que se plasmaran las utopías a las que desde décadas aspirábamos quienes bebíamos en esa fuente. Una de ellas, junto al respeto a los derechos humanos, el privilegio presupuestal a los más pobres, el acotamiento a los grandes monopolios privados, la desmilitarización del País, la inversión pública en obras, la productividad de las empresas públicas, entre tantos reclamos que siempre le hicimos al sistema político tradicional, es el respeto al medio ambiente.
Claramente, el cuidado del medio ambiente y la migración paulatina hacia las energías renovables, sería de esperar que fuera uno de los ejes de la política pública y energética del presidente AMLO. Pero no. AMLO ha mostrado un enorme analfabetismo ambiental. Su programa de gobierno adolece por completo de un enfoque hacia la ciencia y la tecnología, hacia la competitividad industrial y sobre todo, hacia la sustentabilidad. Tiene un enorme enfoque hacia el bienestar social de las mayorías traducido en subsidios a millones de compatriotas, sí, pero poco o nada sobre medio ambiente.
Veamos. La reducción de presupuesto a las dependencias federales cuya labor es precisamente impulsar las políticas públicas ambientales, es un indicador de ese nivel de descuido e indiferencia. Semarnat, Conafor, Profepa, Conagua, son algunas que lo han resentido. Pero también los fondos sectoriales del Conacyt que ofrecían oportunidades de apoyos de fondos públicos para hacer desarrollo tecnológico como el fondo Sener, el fondo Conavi, han desaparecido o no tienen recursos.
Más allá de los discursos, los montos de reducción presupuestal son difíciles de entender en un gobierno de izquierda, cuando lo que se prometió era activar la economía y hacerla crecer hasta al 4%. Esta optimización presupuestal sería lógica en gobiernos neo liberales, pero no en uno como el de Morena. Lo mismo, el desprecio y olvido a las políticas de conservación y protección ambiental, pues lo mismo, la comisión nacional de áreas protegidas ha sufrido de estos recortes presupuestales.
Trato de entender la lógica de AMLO al privilegiar, por ejemplo, la producción de energía eléctrica convencional basada en uso de gas, carbón y combustóleo. Él ha afirmado que las fuentes de energía limpias o renovables, son un enorme negocio para las empresas transnacionales y por ello es que ha cancelado las licitaciones para energía eólica, por ejemplo. Lo anterior, hay que decirlo, se debe a que la CFE Comisión Federal de Electricidad no ha tenido una política de sustentabilidad al no invertir en energías renovables y la falta de oferta eléctrica en centrales eólicas y solares tuvo que ser cubierta precisamente por inversionistas extranjeros.
Pero el efecto que ha tenido la reducción -del orden del 30 a 40%- en el presupuesto de las actividades de las dependencias encargadas de los cuidados forestales, de la aplicación de multas, de investigación y desarrollo ambiental, de desarrollo de energías renovables, incluidos los centros de investigación del Conacyt y las universidades públicas, es enorme.
Para poder evitar que las empresas extranjeras sean las que aprovechen las licitaciones de energía eólica y solar, el único camino es crear capacidades, tecnología, financiamiento, para que no lleguemos tarde al mundo de las energías renovables.
Estamos lejos de desarrollar tecnologías eléctricas, híbridas y de hidrógeno, es cierto.
También de la eólica, pero estamos cerca de la solar. Es cuestión de no cortar los proyectos que estaban en curso. Los expertos en medición de los discursos del presidente AMLO, han calculado que ha dedicado menos del 2% de sus alocuciones, a temas ambientales. La estadística muestra, quizá desprecio, quizá desconocimiento, o simplemente, una idea de que las energías renovables y el cuidado del medio ambiente, son pretexto para crear grandes negocios privados.
Lo que no tiene en el radar el Presidente, es que las reservas de capacidad instalada en energía eléctrica se siguen reduciendo y estamos cerca de tener apagones en las penínsulas.
Que de no incrementarse la cultura de las energías renovables por medio de estímulos fiscales y no tener en su mente y corazón el presidente AMLO al medio ambiente, paulatinamente seguiremos la ruta de la depredación ambiental, gobierno, empresas y sociedad, tan propia de las economías neo liberales. Así de lejos estamos de la sustentabilidad ambiental, en los tiempos de la 4T.
* Director de la Universidad Meridiano
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