En artículos anteriores, se abordaba el tema de la creación de valor de la empresa como un objetivo transversal dentro de la organización, en donde el proceso de creación de valor consiste básicamente en la capacidad de la empresa para tomar decisiones que le permitan alcanzar, en sus flujos de caja futuros, un valor presente mayor que el requerido para recuperar lo invertido y pagar los costos de su financiamiento.

Para medir la generación de valor de la empresa se utiliza un indicador, una medida, EVA, que por sus siglas en ingles significa “Valor Económico Agregado” y que equivale al beneficio neto operativo (NOPAT) de una compañía, menos el costo de todo el capital. EVA = NOPAT – (capital x costo de capital). En resumen: Si el resultado del cálculo del EVA es positivo, se crea valor. Si el resultado del cálculo del EVA es negativo, se destruye valor.

Pero, existe un sinnúmero de indicadores financieros, también llamados ratios o razones financieras, cuya función es la de tomarle los signos vitales a la empresa sin importar su tamaño. Son excelentes herramientas del análisis financiero que siempre deben acompañar a los Estados Financieros para poder escudriñarlos y obtener una buena lectura de ellos. 

Estos indicadores tienen la capacidad de poder medir la eficacia, el desempeño financiero, y el comportamiento de una empresa; los más usados son los de: endeudamiento, liquidez, eficiencia operacional y rentabilidad como: Retorno sobre el capital invertido, ROIC; Retorno sobre recursos propios, ROE; Retorno sobre activos, ROA.

Además, los indicadores ofrecen una serie de indicios sobre el comportamiento de la empresa, que en ocasiones no se observan a simple vista. A menudo, Warren Buffett habla sobre la necesidad, en la cultura financiera, del uso de indicadores y propone el más sencillo de todos: “La prueba del dólar”, como una prueba fundamental del éxito de un negocio. 

Ésta consiste en comprobar si un dólar invertido en una compañía genera más valor que un dólar invertido en la Bolsa o en valores gubernamentales, tomando el rendimiento promedio de cinco años. Las empresas que la superan consiguen una rentabilidad sobre la inversión superior al costo de oportunidad del capital.

Pero, no es el único que ha hecho valiosas contribuciones para medir la salud de la empresa: En 1914, la empresa química Dupont compró 23% de las acciones de General Motors y le dio la tarea al ingeniero Donaldson Brown de enderezar las finanzas de esta empresa. Mucho del éxito del crecimiento de GM, fue gracias a los sistemas de planeación y de control de Brown, especialmente un modelo de análisis al que llamó “el sistema Dupont.”

Este sistema describe el desempeño de una empresa de modo comprensivo e integral, porque de manera explícita analiza la gestión financiera, dando luz a las causas que determinan su rentabilidad en relación a la productividad, a la eficiencia de sus activos, al patrimonio y al apalancamiento. El objetivo del sistema Dupont es averiguar cómo se están generando las ganancias, o las pérdidas. Así, la compañía podrá reconocer qué factores están sosteniendo o afectando su actividad. 

Sistema Dupont: ROE= Utilidad/Ventas x Ventas/Activos x Activos/Capital. Como se puede observar, el primer factor corresponde a la primera variable del margen neto de utilidad; el segundo, a la rotación de los activos totales; y, el tercer factor, corresponde al apalancamiento financiero o multiplicador de capital. No es conveniente anular algebraicamente alguno de los factores, porque cada uno tiene su propia lectura y mensaje. 

Se puede entender, que lo que hace el sistema Dupont es identificar de cuáles factores se está obteniendo mayor o menor rentabilidad, lo que permite identificar sus puntos fuertes o débiles.

Este sistema combina el Estado de Resultados y el Balance de la empresa en dos medidas de rentabilidad: Rendimiento sobre los Activos (ROA) y Rendimiento sobre el Patrimonio (ROE). Lo anterior, permite diferenciar los componentes de los rendimientos del capital.

Tómele el pulso a su empresa y haga de ella una empresa con valor; porque, recuerde, es diferente el valor de una empresa a una empresa con valor.

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