Gustavo Díaz no es el único problema, pero tampoco fue la solución. Los resultados acabaron con el proceso pero las formas en el campo no ayudaron, no fueron consistentes.

Hubo buenos números, pero las cuentas contundentemente fueron negativas, como ser el segundo equipo que más goles ha permitido en los dos últimos torneos (47), dos menos que Lobos BUAP.

El torneo pasado, León sufrió en demasía la baja de juego, una buena base ya no alcanzó y los que trajeron para reforzar está por demás decir que no funcionaron: un fiasco. Ni Donovan, ni Cecchini, mucho menos Giles Barnes aportaron algo.

Gustavo Díaz intentó trabajar con lo que tuvo. Si bien es cierto que encontró un equipo en una profunda restructuración, también es cierto que el plantel que administró no era para los resultados y formas que mostró.

Llegaron más y mejores jugadores para esta etapa, pero tampoco fue suficiente. Cierto, se fue Elías Hernández, pero tampoco con Elías el equipo no anduvo el torneo pasado.

No es que acá termine la carrera de Díaz, tiempos y condiciones no ayudaron y a él no le alcanzó para enderezar un barco que desde hace algunos torneos navega por aguas muy turbias y en algunas, sólo algunas ocasiones, les ha alcanzado para regresar.

Y ese no sólo fue el discurso del entrenador. El mismo presidente del club se casó con esa idea: ‘Somos un equipo que venimos de atrás para meternos a la liguilla’. Hoy no alcanzó.

Querer entender que el problema de identidad de juego, más que de resultados, es el entrenador, sería limitar el campo de visión y de acción. El León está en la curva descendente luego un pico donde obtuvo títulos.

Se va Gustavo Díaz con muchas asignaturas pendientes, con algunos momentos, pero que en suma lo alcanzaron.

 

Es acertada la salida de Díaz, pero queda medio torneo; dice Luis Miguel Guerrero

Tras la lamentable actuación del León en Torreón, la decisión de despedir a Díaz parece acertada, pero desafortunadamente llega medio torneo después. Desde el Clausura 2018 Díaz había demostrado no ser un director técnico de Primera División, e inexplicablemente la directiva esmeralda le dio el espaldarazo.

Cierto es que -especialmente en el torneo anterior- Díaz tuvo que lidiar con el asunto de tener jugadores no solicitados, pero el uruguayo siempre se mostró carente de ideas, sin un estilo definido, y con poca capacidad de reaccionar y ajustar ante la adversidad. Ahora, al León le urge contratar un técnico capaz, que respete la filosofía de la directiva, y que con su estilo agrade a la afición. Le corresponde a la dirigencia leonesa hacerlo sin precipitaciones, para no equivocarse una vez más.

 

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