Tras exigir, en 2009, el derecho al matrimonio entre personas del mismo sexo y de adopción, miles de mexicanos miembros de la comunidad LGBTTI lograron cumplir su sueño en la Ciudad de México.

Felipe Nájera lleva ocho años de casado con Jaime y siete años de haber formado una familia con la llegada de su hija.

El sentimiento de unidad fue lo que hizo que esta pareja quisiera ofrecerle un hogar a la pequeña Alejandra y luchara por su adopción.

“Fue en el 2010 que empezamos a buscar opciones para adoptar, acudimos al DIF pero en ese entonces tenían una mala organización, así que optamos por ir a la Procuraduría.

“A través de su programa fue que iniciamos todo el trámite que es gratuito pero muy minucioso, ya que hacen estudios psicológicos, económicos y también dan terapia y talleres”
, comentó Felipe.

La aceptación social en la adopción de su hija no ha presentado mayor problema, ya que se ha logrado poco a poco a través de procesos.

“Desde joven yo sabía cuáles eran mis preferencias, pero en Chihuahua, de donde soy, era muy mal visto por el papel que juega el hombre”, dijo Felipe.

Pese a los estereotipos y discriminaciones que existen, Felipe y Jaime logran llevar una vida familiar normal, rompiendo estereotipos.

“Las preocupaciones que tenemos son las mismas que cualquier padre, porque la convivencia que tenemos con compañeros de escuela y padres ha sido grata”, agregó.

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