La posible cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM), como propone Andrés Manuel López Obrador, implicará un castigo al País por parte de los mercados financieros, porque un total de 750 inversionistas nacionales y extranjeros adquirieron bonos por 6 mil millones de dólares, emitidos entre 2016 y 2017, por el Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México (GACM), con la promesa de que se realizaría este proyecto teniendo como garantía la Tarifa de Uso de Aeropuerto (TUA).
Sin embargo, de no realizarse esta obra, los ingresos por la TUA del actual Aeropuerto y del Nuevo quedarán lejos de cumplirse y este recurso tendrá que pagarse aunque el proyecto sea cancelado.

“Esto claro que sí encendería focos rojos dentro de la comunidad empresarial”, sostuvo Eduardo Arcos, analista asociado para las Américas de Control Risks.
Un financiero, involucrado en la emisión de los bonos, señaló que la cancelación del proyecto afectaría la reputación financiera de México.
“Recordemos que el Gobierno mexicano emite deuda en el extranjero, la CFE, Pemex; entonces aquí el inversor no lo va a tomar: ‘ah, es solamente con el nuevo aeropuerto’, es una señal del nuevo Gobierno hacia el mercado internacional y ese riesgo reputacional tiene un precio”, comentó el financiero que solicitó el anonimato.
“Sería un error histórico para un proyecto de esa magnitud”, alertó Bernardo Quintana, presidente de ICA, constructora que, asociada a otras compañías, tiene contratos en el NAIM con valor cercano a 100 mil millones de pesos.
“Hay que luchar todos, ustedes también con nosotros, porque haya vigencia del Estado de Derecho, (…) no debe ser un País en el que no se respete lo que está comprometido, porque eso sí nos afectaría a todos”, agregó.
Héctor Ovalle, presidente de Coconal, constructora que trabaja también para obras del nuevo aeropuerto, dijo que la propuesta de López Obrador de respetar contratos a empresas que participan en el nuevo aeropuerto y que construyan en el aeropuerto militar de Santa Lucía es jurídicamente inviable.
“Tendríamos que entrar en un proceso recesivo aquí (NAIM), en donde habría costos adicionales que nos tendrían que pagar, reclamaciones que tendríamos que hacer. Después tendrían que resideñar un nuevo aeropuerto, y este aeropuerto acuérdense que tiene más de 20 años en diseño, si lo van a cambiar a Santa Lucía, es imposible.
“La verdad es que es un tema político que es imposible”, sostuvo el presidente de la compañía que construye la pista 2 del NAIM tras asistir a la inauguración de la vía ferroviaria de carga para este proyecto y del entronque Peñón-Texcoco.
Los bonos de deuda ya colocados para el NAIM, con vencimientos al 2028 y al 2047, están respaldados por los derechos al cobro futuro de la TUA del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) y del nuevo.
Los bonos emitidos tienen una condicionante que permiten que sean pagados anticipadamente, por lo que si se cancelan, se tendrá que regresar el dinero prestado, explicó Juan Carlos Minero, director de Inversiones de Black Wallstreet Capital.
Este pago podría venir del Gobierno federal como un “rescate aeroportuario”.
Parte de los recursos de las pensiones de los mexicanos también estarán en juego con la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de México porque, a través de la Fibra E, se obtendrían hasta mil 500 millones de dólares, donde las Afores podrán invertir.
