Continúo platicando sobre este tema señalado a través de las páginas de este estimado Diario y que ha causado mucho interés naturalmente, porque a todos nos interesa conocer y reconocer a las personas físicas o morales que han hecho posible que Irapuato sea mejor, no importando las circunstancias actuales adversas que nos envuelven constante, peligrosa, dañinas y aceleradamente.
Anoté los nombres de las diez personas que, bajo mis conocimientos y criterio son objeto ya, del reconocimiento por parte nuestra. Inscribo sus nombres como liga con el anterior escrito: Lic. Agustín Gutiérrez Macías, Lic. José de Jesús (‘Peque’) Gutiérrez, Lic. Aurelio Sánchez, Sr. Francisco (‘Don Pancho’) Calderón, Sr. Martiniano Arredondo, Sr. J. Jesús Félix Magaña, Lic. Amado Gallardo Frías, Licenciada Luz María Vázquez de Funes, Sr. Pedro Martínez Vázquez y el Ingeniero Sebastián (‘Sebas’) Martínez Castro. De todos ellos seguiré dando información poco a poco a través de estos, artículos, para que conozcamos de qué pasta fueron hechos como para ser reconocidos por la población de Irapuato. Muy humanos todos, con aciertos y errores pero que, bajo nuestra lupa en que se ve la trascendencia de lo hecho por ellos, nos da la seguridad de que escogimos bien a estos personajes locales. De ellos continuaré relatando sus historias en otros artículos.
Ahora aporto los nombres de otras diez personas que han hecho historia en Irapuato, juzguemos: 1.-Francisco Hernández, 2.-Esteban González, 3.- Gerónimo Giralde, estos tres, los primeros españoles a quienes se les entregó un terreno para la cría de ganado mayor y menor conocido como ‘estancia’ el 30 de abril de 1556 y que dio forma a la actual ciudad de Irapuato, a casi quinientos años de haber arribado a lo que era aproximadamente un terreno cuadrado de cinco mil varas españolas por lado (aproximadamente 0.84 metros en nuestro sistema métrico decimal), entre las actuales plazas de ‘Don Vasco de Quiroga’ y de ‘los Fundadores’, donde se asentaron y produjeron mucho, entre otras cosas: un nombre del lugar para ellos antes, y para nosotros en la actualidad, dentro de la biografía geográfico-humana, y por lo mismo histórica, de lo que hoy es el estado de Guanajuato y de la República Mexicana, ; 4.-Ramón Barreto de Tábora, gran benefactor de Irapuato quien aportó dinero y los terrenos para la construcción del ‘Colegio de la Enseñanza’ sede del actual edificio de la ‘Presidencia Municipal de Irapuato’ y el convento de la orden de la ‘Compañía de María y Enseñanza (actualmente sede de la notaria de la ‘parroquia de Nuestra Señora de la Soledad’ en la planta baja, y de la casa habitación del párroco, en la planta alta), junto con su huerto (espacio que ocupa la ‘Plaza de los Fundadores’), el terreno para la construcción del templo (no tengo evidencias de que haya otorgado dinero para su construcción), actual parroquia de ‘Nuestra Señora de la Soledad’ e igual, terreno y dinero para la construcción del ‘Convento Franciscano’ donde actualmente se encuentra la ’plaza del artista’ y el templo ‘de San Francisco’ conocido como ‘del Convento’; 5.- María Ignacia de Azlor y Echevers, gran protagonista, fue una mujer brillante que puso en alto su nombre gracias a su renuncia a la riqueza y a los placeres de este mundo para consagrarse a la vida religiosa y con un objetivo, excelente para Irapuato y la región: la educación de la mujer. Gracias a ella, secundada por otras religiosas igual de admirables y muchas personas que apoyaron esa gran obra, es como contemplamos, no solamente el edificio excepcional que fue ‘El Colegio de la Enseñanza’ ahora el edifico edilicio sino lo mejor: la educación de la mujer nuestra, exitosa, triunfante y firme en los principios educativos, morales, civiles y religiosos, todos ellos que se reflejan en tantos niños, jóvenes y adultos que en el presente muestran, en su trabajo, la herencia educacional a través de sus madres, maestras y tantas otras mujeres que han recibido esos principios como herencia. María Ignacia nació el 9 de octubre de 1715 en la hacienda de san Francisco de los Patos, de la jurisdicción de santa María de las Parras, en Coahuila, y fue descendiente de una poderosa familia noble que había forjado cierto poderío en la región logrando consolidar una inmensa fortuna y gran influencia política y social en Nueva España. Desde su temprana juventud sentía inclinación por la vida religiosa y deseaba viajar a España para hacerlo.
6.- Señor Cura Martín Lawers, muerto asesinado en la ‘parroquia de Nuestra Señora de la Soledad’, actualmente nuestra ‘Catedral’, el día 19 de febrero de 1933 en Misa de la seis de la mañana; 7.- R. M. Magdalena de la Reparación Vargas Galeana, fundadora de la ‘Congregación (femenina y única fundada en Irapuato) de la Familia de Corde Jesu’, dedicada a la educación de la niñez femenina de Irapuato y ahora extendida en varios países latinoamericanos; 8.- Sacerdote Gabino Chávez, santo varón y cofundador de la ‘Congregación (femenina) de la Familia de Corde Jesu’, junto con la ‘Madre Magdalena Vargas Galeana’; 9.- Don Eduardo M. Vargas Galeana, hermano de la ‘M. Magdalena Vargas Galeana’ y cronista cabal de Irapuato quien aportó muchos datos para conocer más la historia de nuestra ciudad y región; 10.- Don Juan López de Aguirre, nacido en Irapuato, ordenado sacerdote en el seminario de la ciudad de Valladolid, hoy Morelia, ejerció su ministerio en diversas poblaciones del obispado de Michoacán. Fue designado párroco de la población de ‘Aramutarillo’, el año de 1692. Hombre santo y muy humilde, era un empeñoso constructor. Al llegar comprendió la necesidad de poner un nuevo nombre al poblado que se estaba formando y lo hizo porque como párroco tenía autoridad para hacerlo, por el de ‘la Piedad’. Inició la obra que deseaba realizar el anterior párroco, Lic. Don Juan de Araujo -a quien sustituyó-, la ‘fábrica’ del Templo; ‘don Lope (así fue llamado cariñosamente) puso por obra lo que Araujo puso en la mira’. Hizo llevar la imagen del ‘Señor de la Piedad’ con lo cual convirtió a ese pueblo en el centro religioso de toda la comarca del Río Grande (Lerma).
Cambiado como párroco a la población de ‘Tlazazalca’, estuvo dos años y medio ejerciendo intensamente su ministerio sacerdotal. Enseguida fue nombrado y trasladado a su natal Irapuato como ‘Cura Beneficiado’ de esa Congregación, ya enfermó y contando con sesenta años de vida. En ese siglo XVIII la Congregación de Irapuato estaba formada por ocho barrios, principalmente de indios, tarascos, otomites y mexicanos, además de los españoles, negros, mulatos y mestizos. Al gran número de estancias que rodeaban al pueblo por todo el Bajío circundante prestó constante atención y servicios. Pero de manera particular se dedicó a la construcción de la nueva iglesia parroquial, que continúa siendo orgullo de los irapuatenses. El maestro de la obra fue Juan de Urbina quien fue el constructor de la parroquia de la Piedad fue también el constructor la parroquia nuestra de Irapuato. Nicolás de Urbina probablemente pariente de Juan de Urbina fue fiel mozo y familiar de Don Lope hasta el fin de su vida.
Al final de ella, en que ya muy enfermo no podía celebrar los oficios divinos, no dejaba sin embargo cada día visitar su construcción. Vida pródiga en servicios al hombre en todas las facetas de su vida, incomprendido en alguna ocasión y muy doloroso para él y sus hermanos debido a su celo encendido de amor al prójimo y su trabajo intenso, volvió su alma a Dios en la casa de su morada el día 27 de junio del año de 1706.
Con este segundo bloque de grandes personas que hicieron de Irapuato un lugar vivo físico habitable, con educación de la más alta calidad, ejemplos de santidad y entrega a Dios renunciando a los placeres y bienestar que el mundo les otorgaba gratuita y lícitamente y que los rechazaron para vivir en un estado de vida cristiana modelo de todos nosotros, y el conocimiento de más datos de nuestra historia, ciertos y confiables y con todo esto el orgullo de ser de Irapuato (nacidos o no aquí, pero aquí viviendo, sintiendo y trabajando), contemplando con asombro y cariño la obra de estas otras diez personas que posibilitaron que ahora seamos más conscientes, más espirituales, más educados, más responsables y más -mucho más-, preocupados por el destino que pareciera apoderase de nuestra ciudad y región, con tantos peligros en que vivimos con la todavía falta de seguridad, mucha, pero que todos debemos ser factores de cambio de actitud ante esa adversidad que amenaza a nuestra tranquilidad y patrimonio humano y material. Termino. Continúo en mi siguiente escrito sobre la historia de Irapuato y/o contenidos a fines y aceptando y pidiendo críticas positivas de este y todos mis trabajos escritos. Igual, dispuesto como guía local o dar pláticas sobre la historia de Irapuato a quienes me lo soliciten.
