De un taller de confección de vestidos pasó a manufacturar disfraces y botargas, y así, Rosario Velasco Zúñiga encontró en este nicho un mercado noble de consumidores.


Pelucas, máscaras, disfraces y botargas, son algunos de los productos que esta empresaria ofrece en las cinco sucursales de ‘Disfraces Arlequín’.

Las obras de teatro representadas en la infancia se convirtieron con el paso de los años en el negocio de su vida.


“Cuando era niña mi papá nos prohibía la televisión, en su lugar nos llevaba libros de personajes ilustres, de ahí surgió la inspiración para los vestuarios”, compartió Rosario.

En 1991 comenzó confeccionando ropa -sin tener conocimientos-, debido a una complicada situación económica.

Durante su búsqueda pasó de los vestidos a los disfraces al visitar una tienda de este sector en San Antonio Texas, “vi como un teatro”, recordó la empresaria.

Con la mercancía que adquirió en esa primera visita abrió la primera tienda en la cochera de su casa, “en el primer Halloween no cabía la gente, fue la locura”.

Actualmente, en sus cinco sucursales, todas ubicadas en León, ha diversificado en renta, manufactura y elaboración de botargas.


La producción

Disfraces Arlequín comercializa a nivel nacional en Puebla, Durango, Michoacán y San Luis Potosí, para tiendas mayoristas y franquicias.

En las tiendas cuenta con 20 empleados, y para la manufactura colabora con 12 talleres familiares que permite que las mujeres puedan trabajar en sus casas mientras se ocupan del cuidado de sus hijos.

Quincenalmente elaboran 500 unidades de confección laboriosa, pues en costura se invierten dos horas más corte, acabado y detallado.


Maneja 12 líneas de producción que incluyen 150 personanes, además de los complementos como sombreros, pelucas, lentes, espadas, etc.

A lo largo del año atienden 6 temporadas: Primavera, Día del Niño, Fin de cursos, Halloween, Fiestas Patrias y Navidad.

Para los festivales escolares confeccionan 1,500 piezas para tres instituciones, para niños desde preescolar hasta secundaria.

Para los atuendos de Halloween, desde febrero comienzan con la producción, que en promedio es de 1,000 piezas, incluyen personajes de caricaturas, series y películas, tanto en disfraz como en botarga.

Adicional a esta producción llegan a realizar pedidos especiales para fiestas temáticas como hawaiana, años 20, vaqueros, y otros.


En cuanto a las botagas, Rosario señaló que ha desarrollado nuevas técnicas para su elaboración empleando poliuretano y hule espuma, de manera que puedan ser más ligeras. “Cuando hice las primeras botargas me inventaba las técnicas”.

Los personajes de moda son los de mayor demanda en la renta, la totalidad de las creaciones son diseñados por la empresaria.

En su negocio reconoce que lo más complicado ha sido “inyectarle a la gente las ganas de hacer, de salir adelante, me enorgullezco de ser pionera en este negocio”.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *