Los aparadores de las panaderías tradicionales leonesas ya empezaron a mostrar las primeras roscas de reyes, el pan con su característico sabor a mantequilla, adornado con dulces que complementa el festejo del Día de Reyes. 

Harina, mantequilla, azúcar, ate, cerezas e higos empezaron ya a ocupar los espacios sobre las largas mesas de las cocinas de las panaderías, donde los maestros panaderos leoneses ya se dan a la tarea de combinar estos ingredientes para dar forma a uno de los panes más conocidos entre los mexicanos: La Rosca de Reyes.

Este pan tiene sus orígenes en la Francia de la Edad Media y llegó a nuestro País por medio de los españoles, arraigándose y manteniéndose como parte de las tradiciones navideñas.

Los hermanos Vargas son parte de ese grupo de encargados de llevar con sus propias manos el proceso de simples ingredientes por separado hasta convertirlo en el pan que no puede faltar en la mesa de las familias leonesas en el Día de Reyes.

Con días de antelación, en su panadería “La Tradicional de San Juan de Dios”, los hermanos comienzan a recibir pedidos para la elaboración de roscas de reyes, que en este tipo de establecimientos, a diferencia de los supermercados, “no usamos harinas ya preparadas que ya sólo le agregan leche y huevo, aquí las hacemos desde cero y todo artesanal”, señaló Moisés.

Si bien es cierto que las sonrisas de los pequeños con sus juguetes nuevos dan el color del tan esperado Día de los Reyes Magos, sin duda, la rosca le da el sabor.

Son casi tres horas las que se toma la preparación de este pan que lleva como base la mantequilla, y que se adorna con ate, higos, cerezas y un toque de azúcar glas sobre de ella, sin olvidar las figuras del Niño Dios que se esconden y son parte escencial de la tradición.

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