Como todos los años, este último domingo de diciembre me dispongo a presentar en las páginas de este Diario amigo, la lista de personas que partieron a su destino final, relación que, con mi hermana Arcelia la recopilamos a través de varios medios –por cercanía familiar, aportación de amigos, lectura en los diarios locales, etcétera, a lo largo de este año que termina, para que se convierta por parte nuestra como un testimonio de cariño hacia todos ellos, respeto, nostalgia y, sí, alegría interior llena de fe y esperanza, porque el alejamiento es temporal de nosotros; esas personas ya fueron llamadas por su –nuestro creador-, y se encuentran con él por toda la eternidad, gozando de la recompensa que reciben por parte suya, según los talentos que le entregó a cada uno luego de que, estamos seguros, los multiplicaron en esta vida terrenal. Sí, es doloroso desprenderse de la presencia física de una persona querida. Como mortales que somos, es natural amar y no ‘poder-saber’ desamar a tiempo, cuando ese ser familiar se desprendió, ya, de su apariencia mortal. Pero existen varios elementos que nos ofrecen, demuestran, alimentan nuestro ser, para señalarnos que no se han ido en realidad y veamos porque: uno, porque en cada rincón de las casas los ojos del alma los detectan presencialmente en cada vacío de los hogares y está lleno nuestro corazón con sus existencias y anidados permanente; dos, el dolor es asigno de su existencia, no se puede condoler algo inexistente; tres, se ama lo que se conoce y colma nuestro ser, si el amor se apaga significaría que el ser amado, al partir, dejó de ser (inexplicable); cuatro, amar siempre al ser ido es otorgarle vida permanente; cinco, una palabra, fe, nos otorga la seguridad de que existen más allá del tiempo y que un día, no lejano, nos uniremos con ellos en ese lugar donde no existen penas, ni dolores, ni quebrantos. Finalmente, entendemos que nuestro llanto es, más que por la partida de nuestro ser amado que sabemos goza ya de su ‘premio-cielo’ eterno, por la ‘orfandad-soledad’ en que nos deja; es decir, lloramos más por nosotros que por ese ser tan querido que ha apartido. Felices nosotros los mortales que creemos en la vida inmortal y que, más allá del dolor que supuso la partida del ser o los seres amados, existe la realidad de la felicidad eterna compartida con ellos y con el Ser que nos dio la existencia y la eternidad compartida con Él y con los nuestros, inmersos, perdidos en él como gotas en un océano eterno.
A continuación anoto los nombres de las personas que, según lo señalado líneas arriba partieron, ya, a su destino glorioso final. No se encuentran en orden pero, sí, todos los que hemos podido recuperar. Alicia Rubio de Barrientos, Antonio Roque Díaz de León, Gustavo Acosta Celio, Héctor Irán Celio, Ramón ‘pelón’ González Orejas, Arturo ‘Arturín’ Salgado Bravo, Genaro ‘Geri’ Moreno Garmendia, Victoria ‘Voto’ Castillo de Hernández, Roberto Vera, Esperanza Borja García, Roberto ‘madrugador’ Salgado Banda, Marcolino `Marco’ Witrago de la Lama, María Luisa Ayala Espino, Maru Lomelí, José de Jesús ‘Pepe’ Calonje, Héctor Buck Ibarra, Patricia ‘Pati’ Castro, José Luis Báez Meza, Guadalupe ‘Pupí’ González Martín del Campo, Gloria ‘Tache’ Tazzer de Cueva, José de Jesús
Mendoza, Lourdes Alvear de Chávez, Rosita Mosqueda de Ramírez, Raquel Mosqueda de Miranda, Dolores ‘Lolita’ Ferreira de Zermeño, Concepción ‘Conchita’ de Castrejón, Pilar ‘Pili’ Lavandeira Gómez, Alicia Martínez de Hernández, Sacerdote Alfonso Alcacio, Sacerdote Salvador Aguilar, José ‘Pachín’ Tomé Elías, José Robles, José de Jesús Sánchez Peralta, Milagros Montellano de López Coria, Mariela López Coria de Berrones, Pedro Padilla Campos ‘primo nuestro’, Arcelia ‘Chela’ Boncerraje, Ema Batta de Arriaga, Blanca Cantero de Torres, Christopher N. Camarena, Octavio Carlín, Juan Urra, Josefina ‘Nena’ Gadsden de Covarrubias, Francisco ‘Pancho’ García Ruiz, María de los Ángeles García Ruiz, María Elena García Ruiz, Héctor Buck Ibarra, Margarita Celio, Delia Pacheco de Guerrero, Fernando de la Vega Manzo, Raquel Mosqueda de Miranda, Domingo Mosqueda, Emilio ‘Millo’ Tazzer, Antonio Leal Segovia, Elenita Miranda, Enrique Mata Malacara, Dolores ‘Lola’ Guerrero Barber, Lucía Alonzo Castillo, Graciela Ruiz de Vite, David González, Evangelina Elizondo, Antonio ‘chivero’ Alfaro Araujo, José Luis Espinoza, Gustavo Vite Ruiz, Salvador ‘Chavo’ Guerrero, Enrique Garibay Ruiz (desaparecido hace tiempo), Valerio Sangrador, Jesús Cruz ‘Crucito’ Agente de Tránsito, Francisco ‘maestro Pancho’ Sánchez Hernández, Alfredo Sánchez Hernández, Vicente ‘Chente’ Salceda; Isabel Hurtado, Rosario Márquez Martín de Zamudio (prima nuestra), Arcelia ‘Archi’ Anchondo de Barba, Ernesto Gómez, Rubén ‘X’, Manuel Covarrubias, Micaela Vázquez, José Luis Negrete, Carlos ‘Charlie’ del Moral Ramírez, Martín Zuloaga Albarrán, José Luis Espinoza, Sergio Hernández Ayala, Roberto Rosas, Roberto Rosas.. Todos son muy estimados y recordados siempre, por lo mismo no subrayo a familiares y amigos que tratamos muy a fondo. Sus familiares lo comprenderán.
Termino, sabiendo que muchas más personas alejadas de nosotros no aparecen en esta lista, pero ya expliqué los limitantes, por lo mismo pido disculpas por las omisiones no deliberadas.
Certeza. Todos ellos ya están en la Gloria; festejemos esta alegría los que los recordamos. Más allá del dolor, está la confianza, seguridad, fe y más fe de que se encuentran gozosos y esperándonos un día, ¿Cuándo?…
Recordemos que, ingratos seríamos sí, con el tiempo, sus recuerdos nos hacen llorar; más bien nos deben hacer reír y alegrarnos de haberlos tenido tanto tiempo en nuestras vidas. El “Amor” vence a la muerte. El “Amor” es más fuerte que la muerte porque el “Amor” es eterno; es Dios.
