India, el segundo país más poblado del mundo, cada vez es más consumido por la diabetes.

Con las crecientes hambrunas y los altos niveles de desnutrición, los residentes de este país son más propensos a desarrollar esta enfermedad, y la comida chatarra se ha vuelto pieza clave en ello.

Rahul Verma, creador de la Fundación Uday, que ayuda a niños con problemas de salud, presentó una demanda en el Tribunal Superior de Nueva Delhi en 2010, buscando la prohibición de la venta de estos alimentos y refrescos en las escuelas de la India.

En un primer paso, el Gobierno implementó este año un impuesto del 40 por ciento sobre los refrescos, aunque no sobre los jugos endulzados con azúcar.

Pero hasta ahora, las regulaciones buscadas por Verma para prohibir las ventas cerca de las escuelas no han llevado a nada.

Su demanda, sin embargo, ha encontrado una gran oposición de compañías como Coca Cola, PepsiCo y Nestlé, quienes incluso han argumentado que sus productos no son los responsables, sino la cantidad de éstos que son ingeridos en determinado tiempo.

Así, mientras el Gobierno debate sobre la política de la comida chatarra, los médicos dicen que en los últimos 20 años han visto a sus oficinas repletas de pacientes diabéticos cada vez más jóvenes.

La Federación Internacional de Diabetes proyecta que el número de indios con diabetes aumentará a 123 millones para el año 2040 a medida que las dietas ricas en carbohidratos y grasas se extiendan a las áreas rurales menos prósperas.

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