Hace quince años, los jóvenes eran encarcelados por hacer pintas con aerosol en sitios públicos, ahora algunos son considerados artistas y representan a nuestra ciudad en el mundo.
Las autoridades municipales encontraron la manera de controlar a los artistas callejeros con asignación de paredes o muros para los grafitis, al igual que en Filadelfia y Nueva York.

León como ejemplo

Una estudio sobre el grafiti en León realizado por la investigadora Caitilin Frances Bruce se difunde como ejemplo de alentar y ordenar el arte urbano.   
“Lo que está pasando en León puede ser útil a otras ciudades”, afirma Frances Bruce, “una de esas urbes donde podría usarse este modelo es Pittsburgh, donde hay leyes más regresivas”.
“En Estados Unidos gastamos muchísimos dólares en detener grafiteros y son recursos que podrían usarse en escuelas o salud”.
 En León, aunque ya había pintas con aerosol desde los años 80 hasta en la primera mitad de los 90, se popularizó el uso de los llamados tags (marcas).
José Wesley, uno de los pioneros del grafiti en la ciudad, recuerda que desde niño veía tags en las calles hechos de manera simple, “platicaba con amigos porque me llamaban mucho la atención”.
Las Arboledas, la primera colonia creada por Infonavit, estaba llena de grafiti, figuras con estilos salvaje y letras en bomba. Era 1995.
Revistas y los primeros libros especializados en grafiti eran un tesoro para los grupos de jóvenes.
“No había Internet, no había Facebook, no había Instagram, no había absolutamente nada. La práctica hace al maestro y una tipografía te lleva a otra. De repente llegaban unas revistas pequeñas de Guadalajara y una de Nueva York, una fanzine, como se les llama y de ahí empezamos a ver que había toda una cultura”, comentó Wesley. 
En 1998 inició la comunicación con otros grafiteros del país durante la primera expo nacional realizada en Guadalajara.
“Ahí contactamos a muchos, nos mandábamos cartas con fotos y tomábamos estilos que nos gustaban”.

Las pintas en investigación

Caitilin Frances Bruce, investigadora de la Universidad de Pittsburgh, estudia desde hace tres años el fenómeno de grafiti en León.
“Una mezcla del boom de población aproximadamente en los 70 y después en los 80 después del terremoto en México, y para los 90 se generó un periodo de reorganización muy grande. Fue un momento donde la población de jóvenes fue muy grande y no supieron qué hacer con ellos”.
Hubo programas de escolarización, deporte y de la iglesia, pero, consideró Caitilin, “fue un momento en el que las propuestas no fueron suficientes y los jóvenes buscaban otros espacios para convivir”, explicó la investigadora sobre el origen y crecimiento del grafiti en León.
Muchos jóvenes conocieron el grafiti por revistas de la Ciudad de México y películas de Estados Unidos.
“Cuando empezaba todo fue ilegal, nos metíamos allá por el Rosario con unas bardas muy grandes y de noche, bien tranquilo, unos perros ladraban, pero no llegaba la Policía”, dice “Wes”. Otro punto ideal para evadir a los agentes era la salida a Silao.
“La ciudad estaba limpia, no tenía problemas en sí. No había nadie que se manifestara, no había inconformidades, no había inquietudes de los jóvenes. Yo en vez de ir por unas cheves o fumarme un “flavio” de mota prefería tomar mis botes y ponerme a pintar aunque fuera ilegal”.
Así iniciaron las reuniones semanales conocidas como “miércoles tagger”. Se juntaban en la Plaza Principal y el movimiento dejó de esconderse en las periferias y tomó como escenario el corazón de la ciudad.
“El grafiti era una emoción, un orgullo, emoción de haber logrado escapar de la Policía y que no te viera nadie a pesar de tardarte haciendo una pinta muy elaborada con muchos colores y algún personaje.
En el 2000, hubo una plaga de grafiteros que empezó a pintar en el centro y las autoridades mandaban a la Policía a golpearnos, nos mandaban golpear, nos correteaban”, añadió “Wes”.
Las campañas en su contra fueron similares a las que se hicieron en los 80 en ciudades como Nueva York.

Otra alternativa

De la persecución en los inicios del 2000, surge un programa de gobierno llamado “Respeto” a cargo del Instituto de la Juventud con el que se empezó a permitir las pintas en algunos lugares de la ciudad, con temas acordados.
Desde entonces otros programas con diferentes nombres, pero en el mismo sentido, han puesto en marcha diferentes partidos políticos que han gobernado en la ciudad.
Misraim Macías, director General del Instituto Municipal de la Juventud, detalló que tan solo en dos años se han promovido 400 pintas en espacios públicos incluso el Municipio autorizó casi 200 mil pesos para la compra de materiales.
Empresas privadas se sumaron al programa y donan varios artículos. 
En la actualidad, además de espacios habilitados y de las convocatorias para tomar espacios como el Malecón del Río o el Panteón de San Nicolás, las autoridades dan permisos que se tramitan casi de inmediato. “Somos muy ágiles en ese tema”, afirmó Macías, “solo es llenar un formato con ubicación y permiso del dueño”.
De esta manera se pretende disminuir el grafiti ilegal porque los mismos ciudadanos piden intervenciones formales.
“León es punta de lanza, el gobierno ha sido muy permisivo y te ayuda a desarrollarte y desenvolverte más”, afirma “Wes”.
 Deberían invertirle mucho más a los murales porque te abre las puertas al mundo como artista”, añadió. “León sembró una semilla que ha crecido al lograr hacer mancuerna entre los artistas, gobierno y hasta particulares como pasó en el Estadio León”.
Para la investigadora Caitilin, “si tenemos leyes más represivas, va a hacerse grafiti en cualquier cosa, no va a detenerse y habrá más jóvenes involucrados en accidentes y situaciones problemáticas y si tenemos leyes más permisivas, creo que puede ser muy interesante lo que puede pasar”.
“Todavía habrá quienes busquen algo ilegal, pero es más problemático cuando se equipara el grafiti a la violencia contra una persona. Dañar o lastimar a una persona es muy diferente que dañar a un muro”, aseguró.

Variedad y potencial

De la evolución del talento de artistas callejeros, la investigadora dijo que en León  “podemos ver una evolución de estilos a nivel fantástico. Eso es un tipo de evidencia de lo que puede pasar con permiso. Hay mucho grafiti en colonias populares, muy interesante, bonito y desarrollado porque puede ser que en esos espacios hay más libertad para expresión”.
Todo lo que es el grafiti de León ha nacido, crecido, evolucionado y se ha desarrollado aquí, no hay mucha influencia de fuera.
“Todo mundo se queda sorprendido por el monstruo que tenemos en cuestión de grafiti”. Los llamados artistas urbanos han representado a la ciudad en el extranjero.

El lugar emblema

Desde su urbanización durante los años 80, el Malecón del Río ha tenido pintas en sus paredes de concreto.
“Como toda construcción de este tipo, fue un elemento que irrumpió en varios lugares y en el tejido social”, por lo que se convirtió en fácil “hoja en blanco” para una generación de jóvenes en búsqueda de hacer suyos espacios, destacó la investigadora Caitilin Frances.
Las brigadas que se han dedicado a retirar graffiti en León, lo ubican como el sitio donde siempre habrá alguna pinta con aerosol.
Sin embargo, la realización de proyectos para permitir obras en sus muros, está dando una nueva faceta y papel a este sitio emblemático para la ciudad y también para el grafiti leonés, al tratarse de un proyecto que muestra de las posibilidades en el ámbito del arte urbano, debido a la transformación visual que se está generando en él.
“En el Malecón ahorita se puede ver de todo, y no todos los estilos, pero sí muchas generaciones de artistas”, destacó Frances Bruce.

Surge Cebraleón

Al Malecón y al Panteón de San Nicolás se suman como espacios de grafiti algunos pasos peatonales con el programa Cebraleón con la idea de elevar al plano profesional a grafiteros.
Para ello, la Universidad de Guanajuato impartirá un taller de arte urbano. Ya existe un convenio de las instituciones. “Les estamos dando oportunidad a que se especialicen con un sello especial”, explicó el director del Instituto de la Juventud. 
Clases de desarrollo personal, técnicas de arte y emprendimiento son parte del taller que es único a nivel nacional.
“Es de presumirse porque estamos profesionalizando algo que está siendo muy vistoso en la ciudad”, mencionó Misraim.
Por ahora, el taller especializa a 15 jóvenes leoneses, pero en un futuro se buscará ampliar el curso e incluso elevarlo a nivel de diplomado, especialidad o hasta una licenciatura en arte urbano.

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