En esta etapa de la vida política de México es inevitable sentir la tentación de abordar el tema de las precandidaturas de personas que anhelan llegar a distintos puestos de elección popular en los que ellos, como  “salvadores de la patria”, dicen estar dispuestos a inmolar sus “valiosísimas” vidas a favor de ese generoso pueblo que los mantiene en la opulencia a cambio del hambre y grave necesidad que padece.

Sin embargo, en esta ocasión no cederé a la fuerte tentación de ese discutido y delicado tema porque me ha llegado el texto de una poesía que ha sido premiada en el Festival de San Serení del Monte y que nació en la lúcida mente de Guadalupe, Lupita Díaz de Cristiani y que a esta tentación de hacerla extensiva a ustedes, apreciables lectores, no he podido resistir. Y dice así:

““¡Qué rico hueles, mi vida!” “¡Qué perfumada, mi amor!” Éramos recién casados, fueron frases de rigor. Después del baño él olía a Yardley o qué sé yo, mientras yo me perfumaba con perfumes Christian Dior. Pero hoy…

“¡Qué diferencia! Él huele a ungüentos, y yo a la Pomada del Tigre que me pongo al por mayor. ¡Cómo han cambiado los tiempos de cuando él me conoció!”

“Antiguamente lucían, encima del gavetero, una rosa, su retrato, un perfume y un reloj. ¿Ahora? Un frasco de aspirinas, el ungüento de rigor, unas vendas, mis anteojos, las píldoras de alcanfor, la jeringa, la ampolleta, el algodón y el alcohol.

   …Y en el suyo, amontonados, para que quepan mejor, un vaso para sus dientes, el frasco de la fricción, un libro abierto y sus lentes, jarabe para la tos, el agua y la aspirina por si nos viene un dolor…”

   “Sin embargo, no añoramos “Lo que el viento se llevó”, recordamos lo que fuimos y vivimos nuestro hoy. En las mañanas, sin prisas, siempre la misma canción, “¿Cómo dormiste, mi cielo?”. “Un dolor me despertó” … “¿Cómo te sientes, mi vida?” “Hoy tengo un fuerte dolor”.

   “Y por las noches, acaso recordando algo mejor, oliendo a salicilato, a pomadas y a inyección, repetimos lo de siempre, lo mismo de ayer y hoy: “Que duermas muy bien, mi vida”. “Que duermas muy bien, mi amor” …

   “Rezamos un Padre Nuestro y damos gracias a Dios.””

   Con uno de ustedes que al menos haya sonreído, apreciables lectores, el objetivo se ha cumplido.

   Universalmente les deseo, hoy y siempre, Salud, para que logremos nuestros objetivos en la vida. Fuerza, para que no nos desalentemos ante las adversidades y, Unión, para que no seamos divididos en nuestras convicciones.

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