El número 168 de la calle Bolívar era un edificio de cuatro niveles donde laboraban asiáticos y centroamericanos bajo las órdenes de patrones de origen chino y de la comunidad judía.
Tras el sismo magnitud 7.1 del pasado 19 de septiembre, éste colapsó con todo y empleados, principalmente costureras que confeccionaban ropa para dama.
“No les entendía nada, pero eran buenas personas, ganaban poco”, resumió la señora Carmen, que vendía tacos de bistec a los trabajadores.
Hace diez años Jaime Achequenaze y Josep Due arribaron a este edificio para operar la empresa textil Línea Moda Joven, que confeccionaba ropa para dama, recordó un ex empleado que renunció antes del sismo.
“Siempre habían más de 50 personas laborando, abajo, en la planta baja estaba Silvia, la recepcionista, Sofía la hija del dueño, eran diez trabajadores que recibían los pedidos de tela, la planta baja se dividía en cuatro zonas, la tienda de ropa, la bodega, la zona de elevadores y baños y el estacionamiento para dos vehículos”, recordó.
“Por aquí entraba yo”, narró un proveedor de telas.
“La primera cortina era una tienda de ropa, luego venía el almacén de telas y un taller de corte y estos dos cuadros era el único estacionamiento del edificio, al fondo había un elevador pequeño para cuatro personas”, refirió Alberto, un proveedor.
Las telas servían para confeccionar ropa de mujer y niños New Fashion y Foley’s.
Coreanos, chinos, taiwaneses, centroamericanos y mexicanos eran parte de los trabajadores que laboraban en las empresas del ramo textil y venta de ropa al mayoreo.
Otra empresa, denominada Dashcam System México S.A. de C.V., importaba videocámaras y refacciones para vehículos.
Hace unos meses una oficina más fue utilizada por la Procuraduría Agraria.
El edificio contaba con 2 mil 044 metros de construcción sobre un terreno de 639 metros cuadrados, rodeado de estacionamientos y la escuela Primaria Simón Bolívar.
Durante el sismo de 7.1 del pasado 19 de septiembre varias personas quedaron atrapadas en la estructura mientras bajaban por la escalera.
En un video difundido en redes sociales se observa que el edificio se derrumbó en su totalidad y parte de sus losas cayeron sobre autos estacionados.
El jueves, durante las tareas de rescate se desató la versión de que existía un sótano donde laboraban un grupo de costureras.
Con picos, voluntarios y brigadistas, hicieron dos grandes cavidades en la zona del estacionamiento, del lado poniente de lo que fue el edificio.
El pasado viernes, el ingreso de maquinaria para levantar escombros ocasionó una zacapela entre activistas y voluntarios contra autoridades, por el tema de la búsqueda.
Activistas aseguraron que al menos cien costureras quedaron atrapadas.
Para el sábado, concluyeron totalmente los trabajos de rescate y recuperación de personas con saldo de 21 muertos y dos personas rescatadas con vida, de acuerdo con la Sedena y autoridades capitalinas.
En el lugar, donde se derrumbó el edificio, quedó en terreno plano, con una ofrenda dedicadas a las costureras.
“No había ningún sótano”, aseguró un mando militar que laboró en el lugar durante 24 horas.
“La vida de las costureras también es importante”; “ni una sepultada más por la corrupción”; “la vida de una costurera vale más que sus máquinas, justicia”; “¿a cuantas dejaron sepultadas? asesinos”, consignaron con pintas activistas en la ofrenda.
