Para los perros rescatistas, el encontrar cuerpos entre los escombros que dejó el sismo del 19 de septiembre pasado en la Ciudad de México,se debe gracias a las 300 millones de células olfativas con las que cuentan.
Los humanos tenemos aproximadamente 5 millones de este tipo de células, frente a las 300 millones que cuentan los canes.
Armando Romero, de la Unidad de Rescate Canino de Nezahualcóyotl, quien estuvo participando en los trabajos de rescate en la Capital, explicó que este tipo de perros perciben bajo los escombros a las víctimas que no pueden gritar y moverse, debido a la sudoración del cuerpo o a la respiración.

“Esta sudoración que segrega el cuerpo son partículas más ligeras que el aire y tienden a subir, suben vaporcitos, nosotros les llamamos cordón de olores, se puede comparar con un cerillo al apagarse.
“El humo que comienza a subir es lo mismo con un cuerpo. Los olores están compuestos por sustancias químicas, son olores invisibles y cordones que al perro se le registran en su memoria olfativa”. expresó Romero.
Los perros de rescate trabajan entre 5 y 15 minutos máximo en cada intervención, con un descanso aproximado de dos horas, ya que los lapsos son intensos, implican mucho desgaste y esfuerzo porque deben separar los olores para seguir los rastros, añadió Armando.
El médico veterinario zootecnista de la Facultad de Medicina Veterinaria, Gastón Campos, apuntó que durante los rescates el perro sólo puede hacer de dos a cuatro búsquedas, pues para ellos es un agotamiento extremo porque trabajan todos los instintos.

Para ponerlo a descansar después de una búsqueda, se le debe premiar, darle de beber agua, revisar que no tengan ningún tipo de lesión, así como quitarlo del área de búsqueda y ponerlo en un ambiente más tranquilo, sin el estrés que le causa la orden.
La duración del proceso y acondicionamiento para un perro de rescate es constante, alrededor de dos a cuatro años de entrenamiento, agregó el zootecnista.

De acuerdo con investigadores de la Universidad Rockefeller de Nueva York, el olfato del humano es capaz de detectar un billón de olores.
Sin embargo, son 10 los que con certeza identificamos: fragante o floral, leñas o resinas, frutal, químico, mentolado/refrescante, dulce, quemado/ahumado, cítrico, podrido y rancio.

 

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