Graciela Llaguno Longoria, a quienes cariñosamente llamaban Chela falleció a los 78 años, luego de pasar varios días hospitalizada.

Será siempre recordada por sus familiares y amigos como una mujer de carácter, con una sonrisa contagiosa, dispuesta a dar sin necesidad de informarlo.

Hasta su último aliento estuvo acompañada por sus seres queridos quienes le prometieron reencontrarse en un futuro.

Un 10 de marzo de 1939 nació Graciela en la Ciudad de México, del matrimonio de don Salvador Llaguno Aguilar y doña Margarita Longoria Sepúlveda.

Fue la segunda de tres hijos que procrearon sus padres, sus hermanos son Guillermo y Salvador.

Siendo una niña llegó a vivir a la ciudad de León por cuestiones laborales de su padre; en esta ciudad forjó amistades que la acompañaron durante toda su vida y la vieron convertirse en una mujer carismática, así como la describió su hijo Eddie Greene Llaguno.

En su adolescencia participó en el Baile Cotillón del Club Rotario de León en tres ocasiones ya que su mamá fue una de las iniciadoras del evento de beneficencia; Don Salvador fue socio del club de servicio, presidente de 1963-1965 y gobernador de distrito del 65 al 66.

Desde siempre fue sensibilizada a ver por el prójimo, algo que aplicó durante su gestión como embajadora del Club Rotario de León, del 58 al 59, pero ella, a diferencia de su mamá tomó un rumbo diferente en cuanto a la caridad, al preferir apoyar a los necesitados desde su trinchera.

“Mi mamá no era de mucha labor social pero tenía muy buen corazón, ella ayudaba a las personas por su parte y sin que nadie se enterara, fuera de cualquier asociación o movimiento benéfico”, dijo su hija Sandy.

Ya como mayor de edad Chela hizo un viaje a Dallas, Texas, sin saber allá conocería al padre de sus hijos, Alan Greene Weisman (Q.E.P.D.), con quien se casó a los 24 años de edad.

Ellos formaron una familia integrada por Graciela (Lita), Eduardo (Eddie) y Sandra (Sandy) a quienes inculcaron valores y principios que los hicieron convertirse en hombre y mujeres de bien.

Al paso de los años Chela fue bendecida con 7 nietos Pamela, Mónica, Andrés, Claudia Andrea, David, Fabián y Sebastián, por quienes se interesó en los deportes, series de televisión e incluso aprendió sobre tecnología. para estar más cerca de ellos.

“Agradezco el haberla tenido como abuela, siempre quiso compartir su tiempo con nosotros (nietos), se emocionaba de vernos y preguntarnos por nuestro día a día”, dijo Andrés Aranda Greene.

Chela despertaba y se acostaba en su casa con el radio encendido, en la estación que estuvieran transmitiendo las noticias, así mismo hace algunos años leía el diario impreso pero gracias a la modernización veía páginas de internet de los periódicos para mantenerse siempre informada.

La gran pasión de Chela era viajar, y durante toda su vida tuvo la oportunidad de visitar muchas partes del mundo y de México, pero cuentan sus hijos que el viaje que realizó hace 6 años a la India la dejó marcada.

“Ese viaje, en el 2011, la dejó muy impactada por el choque cultural que vivió. Para ella fue muy impresionante e incluso regresó con otra visión del mundo, además de que estaba encantada con las vestimentas típicas que se trajo. Le fascinó ese viaje”, contó Eddie.

Cuentan sus familiares que ella tenía una forma peculiar de relatar sus vivencias en los lugares que visitaba: tenía la virtud de transportar a sus oyentes a los sitios que ella describía. Su hija mayor, Lita, recordará por siempre a su madre como una dadora en todos lo sentidos, gracias al gran interés que siempre ponía en sus seres queridos, a quienes en todo momento estuvo dispuesta a escuchar y a apoyar.

David Torres Greene recuerda su abuela como una persona muy querida por sus amistades, cuenta que a cada lugar que llegaba era reconocida por las personas, a quienes saludaba y atendía mientras su familia la esperaba.

“Mi abuela fue una persona muy entregada a sus nietos y a sus hijos; era de esas personas que te animaban con sólo ver su sonrisa llena de felicidad”, dijo Fabián Torres Greene.

El nieto menor Sebastián Torres Greene siempre la tendrá presente como una persona al pendiente de las necesidades de sus seres queridos, con quienes se involucraba en todo para estar lo más cerca posible de ellos.

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