Las altas temperaturas que azotan a los estados del sur de Estados Unidos, especialmente Arizona, Colorado y Nevada, han obligado a suspender algunos vuelos regionales.
Ciudades como Phoenix, Flagstaff -considerado la puerta de entrada al Gran Cañón- y Tucson, en Arizona, han registrado temperaturas de hasta 49 grados centígrados, por lo que compañías como American Airlines y Skywest, bajo su marca American Eagle, han decidido cancelar vuelos regionales operados con aeronaves Bombardier CRJ, diseñadas para volar a una temperatura máxima de 48 grados.
American Airlines comentó, a través de un comunicado de prensa, que permitirá a los usuarios que tenían pensado volar entre las 13:00 y 18:00 horas de lunes, martes y miércoles, reagendar sus viajes para la próxima semana, sin cargos adicionales.
El Sistema Meteorológico de Estados Unidos pronostica que las temperaturas continuarán a la alza todavía durante mañana, por lo que recomienda no realizar actividades al aire libre, evitar salir a las calles durante el mediodía y mantenerse en ambientes cerrados con una ventilación adecuada.
La recomendación se amplía a los visitantes al Gran Cañón del Colorado, donde se recomienda a los paseantes no superar la marca de los 2.4 kilómetros en el sendero Bright Angel, uno de los más populares de la región. Adicionalmente, sugieren emplear sombreros y protectores solares de alto grado.
¿Por qué se evitan vuelos cuando hace calor?
Cuando se trata de despegar en medio de un clima abrasador, el obstáculo no es el calor ni la humedad. Es la densidad del aire.
El aire caliente se vuelve menos denso, lo que dificulta despegar y aterrizar a salvo, especialmente para aviones pequeños.
Los aviones despegan y vuelan gracias a la fuerza de sustentación, que es generada por el movimiento del aire bajo las alas del avión.
“A medida que el aire se calienta, se expande, y por lo tanto hay menos moléculas debajo de las alas”, dijo Lou McNally, profesor de meteorología aplicada en la Universidad Aeronáutica Embry-Riddle.
Con menos sustentación, “se necesita más de todo. Más potencia para despegar. Más distancia (en la pista) para despegar. Más distancia para aterrizar. Más velocidad para aterrizar. Llega un punto en que es demasiado para algunos aviones”, dijo.
El calor elevado significa además que un avión tarda más en subir, dijo el piloto Patrick Smith, autor de un libro sobre aviación.
Para compensar, los aviones tienen que generar más empuje y necesita alas más grandes. Los aviones más pequeños, como los CRJ de Bombardier que cubren rutas regionales, que tienen un límite de 118 grados Fahrenheit (48 Celsius) en la altura de Phoenix, son los que más probablemente se quedarán en tierra.
