En el futbol hay matrimonios que marcan y cuando éstos terminan, ya no se vuelve a ser el mismo.
La vida futbolística de Gustavo Matosas luego de salir de La Fiera ha ido de las subidas a las bajadas, o mejor dicho, a los bajones drásticos que le han trastabillado en su carrera como timonel.
Aquí logró un ascenso y un bicampeonato que le hicieron catapultarse entre la élite de técnicos exitosos que reciben más de una oferta para dirigir.
Estaremos de acuerdo que el hecho de quedarse por muchos años más en el León no le garantizaba títulos por siempre, pero las realidades hablan por sí mismas y estas dictan que ha llegado a cuatro equipos como una solución y ha salido como un problema para las directivas.
En esta semana Matosas dejó de ser el técnico del Cerro Porteño tras ganar siete juegos, empatar uno y perder cinco, pero vuelve a surgir la versión de que la principal causa de su salida son las diferencias con los jefes del club al no contar con los jugadores que él solicitaba.
En el León varias veces amagó con eso hasta que se decidió su partida en no muy buenos términos; en el América dejó el Nido al no dársele el plantel que pedía y todo terminó con el famoso ‘mutuo acuerdo’ que ni es mutuo ni es acuerdo.
Llegó al banquillo del Atlas, pero nunca cuajó para luego presentar su renuncia y esta fue aceptada con nula resistencia.
En el Al-Halil FC truncó su estancia tras estar en desacuerdo por imposiciones en la alineación y ahora en el Porteño paraguayo dejó el club por el paso irregular en los resultados y el ‘no’ que recibió a solicitadas contrataciones.
Matosas es considerado un entrenador con una elocuencia peculiar en comparación a muchos otros entrenadores. Cuando hablas con él y te comparte su forma de ver el futbol, te envuelve y te puede llegar a convencer con cierta facilidad.
Con La Fiera dejó la vara alta al darle al club sus últimos campeonatos y con esa medida fueron comparados, justa o injustamente, los timoneles Antonio Pizzi, Fernando Tena y el actual técnico Javier Torrente.
Es más, todavía hay un buen sector de la afición que cada vez que el León está en un bache, ven en el uruguayo la solución al problema.
La cuestión no está en lo que Matosas ofrece como técnico hacia dentro de la cancha, es esta otra parte, que da hacia fuera, que le ha provocado broncas con directivas, promotores y hasta con algunos jugadores.
Hoy, pensar que Matosas pueda regresar a La Fiera resulta descabellado. En la actualidad tenemos en el León a una directiva que ha cerrado la chequera y que por nada cumpliría los pedimentos de un entrenador que al parecer vive con el deseo casi irrefutable de que le armen sus equipos con figuras.
Además, está más que claro que Matosas quedó como una contra a un sistema directivo del futbol mexicano que cuando presiente conflictos cierra filas y el ‘pacto de caballeros’ se hace más fuerte que nunca.
Matosas se ha convertido en esos casos donde las piezas del rompecabezas no embonan y para que suceda lo contrario, una de las partes tendrá que ceder.
Creo firmemente que ninguna directiva dará su brazo a torcer con Matosas, así como creo que él tampoco. Hállele usted entonces…
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