“En mi infancia fui una niña feliz, llena de amor y de mimos, mis padres siempre trataron de darnos lo mejor a mi hermano, recuerdo que ellos me llevaban al mercado donde eran comerciantes. ¡Yo solía correr por todos los locales! todas las personas me conocían y me trataban con cariño.
“Soy Esther y tengo 81 años de edad, nací el 5 de noviembre de 1932 en el Distrito Federal; desde hace casi tres años soy miembro de la Casa de Ancianos de La Piedad José María Cavadas, me siento tranquila y feliz de que a mi edad aún puedo valerme por mi propia cuenta.
Mi niñez la viví en el DF al lado de mis padres, ellos se dedicaban al comercio en un mercado, de la misma forma que lo habían hecho mis abuelos, yo fui la mayor de un hermano, recuerdo cuando mis papás nos llevaban a su trabajo, ¡me gustaba comer elotes y pasear por los diferentes locales! De cariño mi padre me llamaba ‘Cherina’ sólo él me decía así.
“Mi juventud fue una linda etapa yendo a la secundaria, aunque no fui muy noviera siempre tuve muchos amigos; una de las cosas que yo más disfrutaba era salir con ellos al campo, algunos tenían familiares en ranchos y nos íbamos a montar a caballo, algunas veces les ayudamos a sembrar la tierra, mis padres eran comprensivos y me dejaban salir a donde yo quería.
“Después de unos años cursé la prepa, posteriormente ingresé a la Universidad Autónoma de México, donde terminé la carrera de Contador Público Auditor, mis padres tenían la solvencia económica necesaria y gracias a eso pude estudiar; poco después empecé a trabajar en Petróleos de México.
“A los 18 años de edad me casé en el Distrito Federal con Eduardo, quien era ingeniero y a quien conocía desde la infancia, antes él se fue una temporada a Estados Unidos y me dijo que lo esperara, sus papás también vendían en el mercado donde mis padres tenían su comercio; fue como a los 14 años cuando empezamos a enamorarnos, pues a pesar de habernos conocido siempre, nunca surgió nada hasta la adolescencia.
“Tuvimos dos hijos, Guillermo y Alejandro, fuimos un matrimonio feliz, yo viajaba con mis hijos, algunas veces nos fuimos al extranjero lamentablemente después de cumplir diez años de casados falleció, yo tuve que trabajar para mantener a mis hijos, ingresé al Seguro Social para poder solventar los gastos del hogar y de sus estudios”.
Al tiempo quien fuera la esposa del Presidente Adolfo López Mateos, la señora Eva Sámano Bishop y quien había sido profesora de Esther en la primaria la invitó a trabajar para ella; en sus recorridos fue que conoció La Piedad, “veníamos al Instituto de la Mujer, donde ahora es Asilo de Ancianos José María Cavadas a enseñar a las mujeres campesinas a sembrar; me gustó la tranquilidad de esta ciudad y decidí venirme aquí con mis hijos.
“Compré una casa, después mis hijos crecieron, se casaron y uno de ellos se fue al Distrito Federal y el otro se quedó aquí en esta ciudad; yo vivía sola en mi casa, un día por iniciativa propia decidí venirme a la casa de ancianos y rentar mi propiedad, tengo tres nietos, uno está estudiando en Guadalajara y los otros en el DF vienen a visitarme de forma retirada, pero cuando lo hacen trato de darles todo mi cariño.
“Mis hijos y sus familias en mi cumpleaños vienen a visitarme y me llevan a comer, pasamos una tarde agradable y después me traen de regreso”.
