“Sácate la bronca y danos el triunfo”, esas fueron las palabras que Carlos Peña escuchó de Javier Torrente antes de ingresar a la cancha del Victoria, lugar donde acabó con una racha de poco más de cuatro meses sin ayudar a su equipo con un gol.

Al “Gullit” le bastaron siete minutos en la cancha de Necaxa para hacer la diferencia, para darle a La Fiera sus primeros tres puntos del Clausura 2017 y sobre todo, para recuperar un poco la confianza que dejó en Guadalajara luego de solamente cuatro partidos como titular en el Apertura 2016.

Sin ninguna duda, las dos temporadas que vivió como rojiblanco no fueron las mejores para el tamaulipeco, cuyo nivel cayó en picada y provocó que solamente fuera titular en 17 partidos de 29 en los que participó.

Por si eso fuera poco, sus líos extracancha dieron más de qué hablar que su labor en el terreno de juego. Una situación que afectó su estado anímico y quizá, influyó de cierta forma en las decisiones que Matías Almeyda tomaba cada semana en la Liga.

Frente a frente, sus dos últimas campañas como verdiblanco son a leguas, mejores que las dos vividas en la Perla Tapatía, y es que con León, Peña fue titular en 33 de 34 duelos disputados (tomando en cuenta solamente la Liga), jugó 2,724 minutos y marcó 11 goles a pesar de no jugar como delantero.

Unos números que dan esperanza en la campaña de su regreso, y en la que con el gol anotado, seguirá escalando posiciones en la tabla de goleadores históricos. Por el momento, se ubica en el peldaño 12 con 49 goles.

Con Chivas (Clausura 2016 y Apertura 2016), jugó 33 partidos y fue titular en 21 de ellos. Jugó 1,945 minutos (779 menos que en León) y marcó ocho goles, siete de ellos en su primera temporada y solamente uno en la segunda y última.

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