Me encuentro información que señala que por lo menos diez países tienen restricciones y hasta prohibiciones sobre las celebraciones de la navidad por considerarla una fiesta exclusivamente religiosa y cristiana. Esos países son: Irán, China, Israel, Brunei, Somalia, Nepal, Tajikistán, Corea del Norte y Arabia Saudita. En estos lugares estas celebraciones pueden hasta llegar a ser peligrosas.

Sin embargo me permito hacer algunos comentarios sobre experiencias tenidas esta semana que tienen una relación con el tiempo que estamos viviendo. En primer lugar compartir que este pasado día 21 se dio el cambio de estación, se trata de un fenómeno solar, cuando en el hemisferio norte se presentan los días más cortos y el día más corto es el del solsticio de invierno.

Se le denomina solsticio «de invierno» en el Hemisferio Norte, o «de verano» en el hemisferio sur. El día del solsticio de diciembre es la noche más larga del año en el hemisferio Norte y la más corta en el hemisferio Sur.

Desde tiempos ancestrales los solsticios han influido enormemente en las culturas y las tradiciones religiosas, por lo que no es ninguna casualidad que las festividades modernas se solapen con celebraciones paganas.

El solsticio a nivel especial, marca del comienzo del invierno astronómico.

Durante esta época, el sol ronda el horizonte en una medida muy superior al resto del año, lo que reduce sus horas e intensidad en gran cantidad. A partir del solsticio, los días comienzan a crecer, aumentando la incidencia de los rayos tanto en tiempo como en intensidad hasta llegar al solsticio de verano. La explicación a este fenómeno viene dada por el crecimiento o decrecimiento del arco formado por el astro rey, lo que hace que en el de invierno pueda llegar a parecer que sale y se pone por el mismo lugar, mientras que en verano, da la sensación de que sale por un punto y se pone por el opuesto.

El porqué de que sean el 21 de Junio y el 21 de Diciembre reside en la inclinación de la tierra, que tiene 23,5 grados respecto a la órbita solar.

La palabra solsticio tiene una procedencia latina, y significa permanencia del sol.

Es por ello que cuando se habla del nacimiento del Hijo de Dios, se haga basándose en el renacer del sol, de la luz, o del crecimiento de los días. Y eso es lo que volvemos a vivir cada ciclo que se repite constantemente dándole una constancia a estos fenómenos solares, ya que el inicio del invierno también marca el ascenso constante del sol hacia los días más largos y cálidos del verano. Según algunos autores existe una teoría sostiene que la Navidad se estableció el 25 de diciembre para sustituir una festividad romana, la cual derivaba del culto pagano Sol Invictus (“sol invicto”) porque vuelve el sol a hacer los días más largos.

Nuestros ancestros, que eran observantes de los fenómenos del cielo, sabían muy bien que aunque el sol está en movimiento constante (observarás que el sol sale en diferente lugar cada día) y sin embargo los días siguientes al solsticio de invierno (quiere decir sol estático), se aprecia como si no se moviera durante los siguientes tres días, llegando a su aparente movimiento el 24 de diciembre.

Con esto datos está claro que se trata de un fenómeno solar y que no sólo es una celebración cristiana sino cósmica. Se dan energías que nos llevan a tener oportunidad de reflexionar sobre nosotros mismos y poder vivir el crecimiento de consciencia, es decir de luz. Si así lo hacemos estamos en el camino del crecimiento, de la evolución hacia un mayor grado de conciencia. Esto le quita el que esos países hagan difícil la celebración de la navidad, aunque también es el mensaje cristiano.

Así este pasado 21 de diciembre tuve una invitación para estar en la pirámide más antigua (me explicaron que del mundo), que se encuentra en el sur de la ciudad de México y se llama Cuicuilco, pirámide circular que nos invita a elevar nuestros pensamientos y llevarlos hacia la espiritualidad, que también es parte de nosotros y que tiene relación con el emblema y mandato de la UNAM: “por mi Raza hablará el Espíritu” y que eso es lo que este país y este mundo necesita urgentemente para lograr armonía, paz y amor que es también lo que deseo en estas fechas para cada persona que vivimos en este momento y así, sin tener que sólo dar regalos materiales, volvamos a sacralizar estos momentos cósmicos de apertura de oportunidades para crecer.

 

¡Por la Construcción de una Cultura de Paz!

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