El 19 de agosto de 2014 las autoridades municipales anunciaron la inauguración de la casa de gestión “Procurha”, donde se presentó el Plan Maestro de Regeneración del Barrio Arriba, pero hoy está cerrada.

Dicho proyecto era dirigido por la arquitecta Gabriela Santiesteban y fue inaugurado con el objetivo de que los vecinos se acercaran a proponer ideas de mejoras a la zona.

La casa del Programa de Consolidación Urbana y Rehabilitación Habitacional (Procurha) se ubicaba en el número 210 de la calle Julián de Obregón, en el corazón del ahora abandonado y deteriorado Barrio Arriba.

El proyecto, liderado por el Instituto Municipal de Planeación (Implan), buscaba rehabilitar  calles y edificios de la zona, así como rescatar el jardín Allende y realizar vivienda vertical, pero no hay dinero y todo quedó en el olvido.

“La Casa Procurha cerró sus puertas. Los tres empleados que había de plano ya no entraron en nómina y no había ni para pagar la renta”, comentó Francisco Cortés, vecino.

El inmueble fue abierto para que los habitantes acudieran a hacer reportes, sugerencias y participar en los programas de rescate. Nada funcionó.

Durante la presentación del Plan Maestro de Regeneración del Barrio Arriba se informó la necesidad de obtener 27 millones de pesos para tres proyectos iniciales en la zona.

Éstos eran mejorar la instalación eléctrica de la calle 27 de Septiembre, rehabilitación del jardín Allende y mejoramiento vial afuera del Hospital General Regional (HGR). 

“Todo está en el olvido. Ni han terminado la instalación eléctrica en la 27 de Septiembre y lo poco que se hizo está deteriorándose más ante la falta de mantenimiento”, aseguró Mireya López, comerciante. 

Vecinos señalan que ha faltado sensibilidad por parte del Municipio, ya que el Barrio Arriba está dentro del Centro Histórico de la ciudad. 

En el Implan se informó que hay 32 programas y 104 acciones que se realizarán en la zona, pero que no hay recursos. Sólo buenas intenciones.

Para que este plan se concrete se requiere una aportación de 23 a 27 millones de pesos; 15 de ellos para colocar de forma subterránea todo el cableado eléctrico y pintar las fachadas de las casas de la calle 27 de Septiembre; y otros ocho millones de pesos para rehabilitar el jardín Ignacio Allende. 

Y olvidan ruta peatonal

Automovilistas y comerciantes  usan las banquetas de la Ruta del Peatón en el Barrio Arriba como estacionamientos públicos y para instalar sus puestos.

“Nadie respeta las banquetas. Han tirado los bolardos  para poderse estacionar sobre ellas”, dijo Consuelo Durán, mientras intentaba entrar con dificultad a su casa.

Lo anterior debido a que la patrulla No. 29 de Tránsito Municipal estaba sobre la banqueta y obstruía el paso en la calle Constancia.

De los casi 100 bolardos que había en esta vialidad, apenas quedan 30. Se los han robado o los han tirado para poder estacionar los vehículos. 

Uno de los casos más irregulares ocurre en la explanada ubicada en las calles Alfaro y Constancia, frente al templo de San Francisquito, donde opera con toda impunidad una cervecería los fines de semana.

La calle principal es la 27 de Septiembre, donde también han derribado bolardos para poder estacionarse sobre la banqueta e instalar puestos de alimentos. 

Los peatones deben bajarse al arroyo de la calle para poder pasar.

“Nada ha mejorado en el barrio, es un desorden total. No hay mantenimiento en la Ruta del Peatón, a pesar de que tardaron más de un año las obras y no terminaron”, lamentó Juan Manuel Márquez, locatario del mercado Allende.

“Todo es un caos. Los carros arriba de la banqueta, han talado árboles y hay hoyos  a pesar de que estamos a un paso del Centro Histórico”, dijo. 

Invaden las banquetas

En varias calles del Barrio Arriba decenas de automovilistas, y hasta agentes de Tránsito Municipal, acostumbran estacionar sus vehículos sobre las banquetas e impiden el paso peatonal.

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