Como testigos de la historia, aún permanecen las tres turbinas en la Hidroeléctrica El Salto, generadora de energía eléctrica por más de cuatro décadas para La Piedad y otros municipios; además allí se alza la primera turbina construida en América Latina.
Ésta fue construida por el piedadense José García del Río.
Durante una visita de am express a la planta Hidroeléctrica, se observaron las tres turbinas que durante desde 1940 y hasta 1980, generaron la energía necesaria para que La Piedad, Numarán, Degollado y la empresa Parma contaran con luz.
En el lugar, hay muestras que dan fe de esas largas jornadas de trabajo, con la finalidad de abastecer de energía eléctrica a la región.
Luis Sauceda, señaló que los diez socios que iniciaron la planta Hidroeléctrica fueron: Luis Sauceda, Luis Samaguey, Enrique Luna, Francisco Rentería, Salvador García, Rosendo Rodríguez, Samuel Alvares, Daniel Canchola, Valdomino López y Juan Espinoza; estos últimos tres aún con vida.
Esta planta surgió por la necesidad de que las turbinas ubicadas en el puente que lleva a 4 Milpas, ya no generaban suficiente energía para abastecer a la población.
Por ello, se construyó la primera turbina de toda América Latina, diseñada por José García del Río, misma que se puso a trabajar al lado de las otras dos turbinas.
Poder del agua
La fuerza del caudal del Río Lerma generaba la fuerza sucifiente para hacer funcionar el generador. La luz era enviada a la ciudad con alto voltaje y luego era trasformada en baja tensión, para que ser usada en las casas y empresas locales.
Cuando no había suficiente agua en el Lerma, se seccionaba la energía y la turbina mayor, se ponía a trabajar en horas que se requería más luz en las ciudades.
Es decir, la turbina se encendía por la mañana dos horas y por la tarde, se encendía de 3 a 6 para que las mujeres aprovecharán planchar la ropa y usar la televisión.
Cierre de funciones
Esta planta también abastecía a la planta de fundición, donde se fabricaban bombas sumergibles.
Aunque no se tiene la fecha exacta en que dejó de funcionar El Salto, se calcula que fue en 1986 con la entrada de la Comisión Federal de Electricidad; las turbinas aún trabajaron hasta 1991 pues abastecían a un pozo de agua de las comunidades El Salto, Canoas de El Salto, Palo Blanco y la Escrepa en el estado de Jalisco.
Se calcula que la planta producía diariamente 400 kilowatts, de energía con un pago promedio bimestral por vivienda de 42 pesos, aunque los cobros era de acuerdo al consumo.
Además, se tenía un padrón promedio de 12 mil medidores en los municipios de La Piedad, Numarán y Degollado.
La familia Sauceda recuerda que en Degollado, se le vendía la energía a Pablo López a su propio domicilio y él, la redistribuía con mediante diversas líneas a los diferentes domicilios.
La energía salía de alta tensión de la planta, luego se hacía llegar a los trasformadores que ya bajaba a 440 volts, en el caso de molinos o bombas, también se baja a 220 volts, que era utilizada para talleres de embobinados y 127 volts, para los domicilios.
Sin embargo, también se registran cuatro muertes en El Salto, quienes laboraban en llevar la energía a los domicilios, entre ellos, Chava García quien cayera de un poste entre la cabecera municipal de Numarán y la comunidad de La Cañada, así como Juan Mares, quien recibió una descarga eléctrica a la altura de la Glorieta de Aldama.
En el lugar, además de las tres turbinas, se cuenta con dos trasformadores de ese tiempo, pero sobre todo, la pintura y las letras originales donde se describe “Planta Hidroeléctrica El Salto”, así como una secuencia de fotografías que son claro testimonio de la construcción y funcionamiento de la planta.
