Padece la Arquidiócesis de León una crisis de sacerdotes por ello no se pueden aprovechar las áreas de donaciones donde se pretenden construir nuevas parroquias e iglesias.
En la Parroquia de San Francisco de Asís, hay dos sacerdotes y un seminarista para dar servicio a más de 150 mil feligreses. Pero también hay comunidades rurales que tienen capilla y que son atendidas cada mes o ‘cada venida de obispo’.
El vocero de la Arquidiócesis de León, el padre Roberto Muñoz Sánchez, y el rector del Seminario Conciliar de León, el padre Julio Alejandro Fuentes Rodríguez, en conferencia de prensa, destacaron que sólo se cuenta con 230 sacerdotes para atender a más de 2 millones de feligreses de los municipios de León, San Felipe, Ocampo, San Francisco del Rincón, Romita, Purísima, Manuel Doblado y Guanajuato.
De esos 230 sacerdotes se estima que el 40 por ciento ya son adultos mayores, muchos de ellos enfermos, lo que ha truncado los proyectos de crear más parroquias y templos.
Se citó como ejemplo en el municipio de Romita donde sólo hay dos sacerdotes para atender a 48 comunidades rurales.
“Eso es casi imposible. Por ello hay comunidades que se visitan cada semana, cada quince días, o cada mes”, señaló el vocero.
El rector del Seminario, el padre Julio Alejandro, manifestó que se ha buscado promover las vocaciones sacerdotales ante el crecimiento de la población, pues anualmente se ordenan un promedio de 6 sacerdotes diocesanos, pero se requieren por lo menos 20.
Actualmente, dijo, se cuenta con 220 seminaristas que realizan sus estudios, en diversas etapas. El costo mensual de cada seminarista es de aproximadamente 6 mil pesos, y sólo tienen una cuota de recuperación de 1 mil 300, que es lo que se cobra a cada seminarista, por lo que se apela a la cooperación de feligreses.
“No sólo es el mantenimiento de los seminaristas, se tienen gastos fijos, como luz, agua, impuestos, además de pagar sueldos de personal, educadores”, explicó el rector.
El padre Julio señaló también que a pesar de la falta de sacerdotes, han tenido que ser más estrictos en la selección de seminaristas, “pues hay circunstancias y nuevas realidades que afrontan jóvenes, como son familias disfuncionales, el alcoholismo, drogadicción, y el Seminario no es un centro de readaptación”.
Es por ello, añadió, que muchos jóvenes son rechazados. Se estima que el 50 por ciento de los jóvenes son rechazados o desertan. Citó como ejemplo que de 44 alumnos que iniciaron un proceso de secundaria, a la vuelta de un año sólo queda la mitad.
El rector señaló que si bien es cierto que se promueve mucho las vocaciones en comunidades rurales y municipios pequeños, “eso no significa que sean personas deficientes o incapaces, pues también tenemos profesionistas, como ingenieros, médicos, abogados, etc. No son profesionistas arrepentidos o frustrados, sino personas que han asumido en serio su camino vocacional, que es el sacerdocio”.
“Al seminario llegan a tocar puerta personas de diversas edades, pero todos tienen que seguir un proceso de acompañamiento vocacional de 6 meses, donde se le hace un estudio psicológico profundo, y es cuando se les acepta o rechaza”, añadió.
La crisis de sacerdotes afecta también en la ordenación de quienes ya fueron casados, como el caso del padre Valentín, quien decidió ser sacerdote luego de que murió su esposa y sus hijos ya están casados.
“Llevó un acompañamiento con el Arzobispo y se le aceptó en el Seminario”.
¿Y el celibato?, se le cuestionó.
“Bueno pues él ya hizo una promesa de celibato después de su vida matrimonial. Desde que optó ser sacerdote, luego de que quedó viudo, hizo la promesa de celibato, es un compromiso que asumió”, explicó el padre Julio Alejandro Fuentes.
EL DATO:
Anualmente se ordenan un promedio de 6 sacerdotes diocesanos, pero se requieren por lo menos 20. Se cuenta con 230 sacerdotes para atender a más de 2 millones de feligreses en 8 municipios. De esos 230 sacerdotes se estima que el 40 por ciento ya son adultos mayores, muchos de ellos enfermos.
