Abou Dia le da un mordisco al enorme sándwich que tiene en la mano derecha y traga un sorbo de la Coca-Cola grande que compró. Está en la plaza Pío XI, justo enfrente de la Basílica de San Pedro. Si no fuera por la credencial azul y amarilla con la esfinge del Vaticano que pende de su cuello, nadie creería que no es un turista.
“He llegado hace unas horas en un avión que venía de Dakar y que hizo escala en Londres. Y ahora estoy aquí, tratando de entender qué está pasando, pero me siento algo despistado”, admite sin tapujos este periodista senegalés de 40 años, quien también confiesa que es su primera vez en Roma y que nunca antes había cubierto noticias de cariz religioso.
En tanto, Hamid Massoumi, periodista de IRIB -la televisión nacional de Irán- que vive en Italia, está asombrado por la atención mediática que ha generado este Cónclave.
“Incluso yo, que en general no cubro la información del Vaticano, lo estoy haciendo. Ya he hecho cuatro, cinco reportajes y ahora mismo estoy montando otro”, cuenta el iraní.
La lista de periodistas es interminable y se suman radios y prensa de todo el mundo para llevar la noticia a millones de personas que esperan el anuncio del próximo Papa.
