Agustín Cervantes

Aunque no es un propiamente un auto tuning, el clásico Chevrolet 1954 se convierte en un atractivo que se utiliza para darle un toque especial a las fiestas de 15 años o a la celebración de una boda. Siempre luce sus mejores galas cada que pasea por las calles de nuestra ciudad.
De color negro, este auto es bien cuidado por su dueño pues no quiere que pierda ese toque mágico del que se enamoran quienes lo han abordado, sobre todo novias y quinceañeras de la ciudad y nuestra región.
Luce brillantez en sus cristales, en los metales y hasta en los rines originales de época, lo que le otorga el realce y espíritu de los cincuentas cada vez que sale a escena este automóvil, que para su dueño ha sido como “su niño favorito”.
Sólo para conocedores
Ha tenido cambios mínimos con el paso de los años, pues lo que ha buscado su propietario es que mantenga la esencia de un verdadero auto clásico, que además de dar comodidad a quienes lo abordan, los “encanta” al momento de pasear por las calles.
Cuenta con interiores confortables, doble cabina y sus sillones son bastante amplios, tanto para el piloto como para su acompañante; en la parte trasera guarda bastante espacio para toda una familia.
De color miel sus asientos, estos muestran acabados en piel original lo que le otorga una sensación agradable al tacto a quienes han tenido la fortuna de estar dentro de esta nave de acero: un Chevrolet 1954.
Sus faros delanteros se dividen en dos secciones. Los principales se imponen por su gran y atractiva redondez, mientras que los pequeños ovalados le dan una mayor visibilidad al conductor cuando en los eventos por la noche.
Detalles vivos
Cuenta además con figuras originales como el escudo Chevrolet en color rojo y plata. Asimismo presume sus potentes defensas delanteras que relucen en cada uno de sus eventos requeridos para llevar a la novia o quinceañera en turno.
Sus dos puertas son amplias, tienen un parabrisas de al menos 30 centímetros de alto y porta un retrovisor original y aunque se lo han querido cambiar, su dueño Eduardo Rea, prefiere que permanezca como recién sacado de la agencia.
La defensas traseras completan la solidez del Chevrolet reluciendo en color plata brillante, que a muchas personas sirve de espejo.
Su propietario Eduardo Rea nunca ha participado con su Chevrolet 1954 en algún evento de tuning, pero la impecable condición del vehículo bien le podría hacer ganar algún premio.
Su tablero es completamente original, tiene volante sin modificaciones y sólo se le ha agregado un autoestéreo para hacer más confortables los paseos de este ‘niño favorito’ que viste en color negro y plata.

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