Doblaron las campanas del Templo Expiatorio para despedir a monseñor Magdaleno Olvera Salazar.
Ayer al medio día el obispo auxiliar de la Diócesis de León, Juan Frausto Pallares, presidió una misa concelebrada, acompañado de varios sacerdotes. En una pequeña urna se encontraban las cenizas de quien fuera el Rector del Expiatorio.
La urna fue depositada de un nicho a los pies del Sagrado Corazón de Jesús, en el altar principal del templo. Se le recordará como el principal impulsor de la construcción del Templo Expiatorio, ahora emblema y referente en León.
En su predicación el obispo Juan Frausto Pallares destacó la labor pastoral del padre Magdaleno, quien ofreció su servicio pastoral a los demás.
“Un hombre que dedicó su vida al servicio de la Iglesia y de la comunidad. Qué consagró su vida a predicar el evangelio”, dijo el Obispo.
Destacó que su vida no fue estéril y la comparó con el grano de trigo que tiene que morir, como dice el Evangelio, “para dar frutos”.
Manifestó que su muerte es para reflexionar, “alentar nuestra fe y esperanza y hacernos entender que todo está envuelto en el amor que Dios nos tiene”.
En su mensaje el Obispo señala que el Rector siempre estuvo al servicio de los demás “siempre buscando al pecador”.
Recordó cuando el padre Olvera estaba lleno de vida y cómo a través de los años su estado físico fue decayendo.
“Conocimos algunos de los aquí presentes al padre Magdaleno, fuerte, lleno de vida y no es fácil entender cómo va muriendo poco a poco, como el grano de trigo. Cuando la vida humana se va, ya sea por enfermedad o por el tiempo, comprendemos la fragilidad del las personas”.
“Ayer teníamos de cuerpo presente el cadáver de Monseñor, hoy tenemos sus cenizas. Sólo así entendemos la grandeza del Señor que de la nada nos llamó a la existencia y cuando viene la muerte, esa vida queda en el misterio de un Dios amoroso”, señaló el obispo Juan Frausto.
“Toda vida humana,- añadió-, queda en manos de Dios, quien nos crió para la felicidad plena y eterna”.
“Aquí estamos viviendo la separación de monseñor Magdaleno, de este sacerdote que realizó su ministerio como un grano de trigo, como profesor de seminario, como administrador parroquial, y finalmente Rector del Expiatorio dedicado a la expiación, al Sagrado Corazón de Jesús”, agregó.
Un recinto sagrado lleno de familiares, amigos, sacerdotes y alumnos de la escuela ‘Bernardo Chávez’ donde era muy querido.
Se le recordó al padre Magdaleno como el organizador de la Marcha del Perdón y el Desagravio que se lleva año con año en el mes de junio desde el año de 1979 cuando unos delincuentes profanaron el templo de Las Crucitas, en el Barrio del Coecillo, y se llevaron las hostias sagradas.
El entonces Obispo Diocesano, monseñor Anselmo Zarza y Bernal, encomendó a monseñor Magdaleno Olvera, rector del Templo Expiatorio, promoviera un acto especial de público en desagravio y así fue como cada año se lleva esta marcha.
